martes, 15 de octubre de 2019


La estación del ferrocarril “Miguel Ángel Estrella Arévalo”
La estación del ferrocarril “Miguel Ángel Estrella Arévalo”, conocida también como  Estación de Gapal, está ubicada en la orilla sur del río Yanuncay, entre el nudo de tránsito del Puente de Gapal –antiguo Chaguarchimbana- y la Avenida 24 de Mayo. Con un área de 1.6 has., es un espacio semi abandonado  delimitado por el norte con la avenida ya citada, al sur corre la calle Belisario Quevedo, mientras que al occidente le cierra la Calle Cajabamba, donde finaliza el derecho de vía del ferrocarril. Gapal está situada a mil quinientos metros del centro de la ciudad y a treinta kilómetros de la estación ferroviaria de Azogues. Desde la terminal de Sibambe, Cuenca está a 146 kilómetros.
Lleva el nombre de un distinguido Ingeniero Militar que fue alcalde de la urbe entre 1953 y 1955, en representación de las fuerzas políticas opositoras a los conservadores, hasta entonces hegemónicos en la región. El Coronel Miguel Ángel Estrella Arévalo se había distinguido en la acción de armas en Porotillos, en la provincia de El Oro, ocupada por las fuerzas invasoras en el curso de la guerra peruano-ecuatoriana de 1941. En su honor “la Junta Militar de Gobierno, presidida por Ramón Castro Jijón, mediante decreto Nro. 509, impuso el nombre del coronel Estrella a la Estación Terminal del Ferrocarril Sibambe-Cuenca, lo que anunció el 6 de marzo de 1965 el propio gobernante, durante la inauguración del servicio ferroviario en una ceremonia que concentró a miles de personas para el acontecimiento y espectáculo de la llegada de los primeros trenes a Gapal”.* Revista Avance # 271, junio 2014
No fue una designación gratuita, pues Estrella Arévalo se había empeñado en la construcción de esta línea férrea en calidad de ingeniero militar con los grados de Teniente y luego Capitán y posteriormente en condición de vicepresidente de la Empresa puso empeño para la continuidad de la obra.*
           La historia de la construcción del ferrocarril en el Ecuador abarca algunos decenios. Se inició hacia 1861, en el gobierno de Gabriel García Moreno, luego de que la Asamblea Constituyente autorizara la construcción de la línea férrea. Se prolongó este periplo tras el triunfo de la Revolución Liberal cuando en 1895 el presidente Eloy Alfaro contrató a los técnicos norteamericanos Archer Harman y Edward Morley para dar inicio a la construcción del “ferrocarril más difícil del mundo” como se lo denominó en su tiempo. Tras vencer muchas dificultades de orden financiero y el formidable obstáculo de los Andes mediante la construcción de una vía increíblemente dificultosa en la llamada Nariz del Diablo, para así poder ascender de la Costa a la Sierra. Por algunos años el tendido de rieles avanzó paulatinamente por el callejón interandino hasta culminar en la estación quiteña de Chimbacalle, en junio de 1908.
Sin embargo, el proyecto de unir de las diversas regiones del país y sus provincias mediante la línea férrea fue ambicioso y se habían planificado diversos ramales a partir de la ruta principal Guayaquil-Quito. Es así como en 1915 se iniciaron los trabajos del ferrocarril Sibambe-Cuenca. Esta troncal partiría de la población chimboracense de Sibambe y un lapso de 15 años avanzó hasta el Tambo, en la provincia de Cañar, para luego, en otros 15 años llegar a Azogues, para finalmente después de un lapso de 20 años más llegar por fin a Cuenca.
En efecto, el 6 de marzo 1965 fue inaugurada oficialmente la línea del ferrocarril hasta Cuenca. Diario El Mercurio, en su edición del día siguiente daba cuenta del suceso mediante el siguiente titular “Con extraordinario entusiasmo fue inaugurada el día de ayer el servicio ferroviario a esta ciudad” (El Mercurio, 6 de marzo de 1965). Estuvieron presentes, dice el diario, el presidente de la Junta Militar de Gobierno, ministros de estado y otros altos funcionarios de la administración; hizo entrega de la obra el Coronel Castro Cornejo, Presidente de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, indicando que ello significaba el afán de servicio del actual gobierno.
Diario El Comercio refiriéndose al mismo acontecimiento anotaba: “Uno de los actos más trascendentales en la historia de esta ciudad, tuvo lugar a las tres de la tarde de hoy, cuando una locomotora Diesel eléctrica, arrastrando seis plataformas con durmientes, arribó por primera vez a la estación Terminal de Gapal. Minutos más tarde, también llegó a la estación una locomotora a vapor, conduciendo tres plataformas con rieles y material de construcción, así como el personal de trabajadores que laboran en esta línea” (El Comercio, 6 de marzo de 1965). Por su parte el doctor Severo Espinosa Valdivieso, presidente del Concejo Municipal, expresó que “el ferrocarril de Cuenca llegó por fin, después de varias décadas de espera”.
Poco sirvió empero el ferrocarril y el enorme esfuerzo de la región, ya que hacia 1994 el ferrocarril dejó de llegar a la estación “Miguel Ángel Estrella Arévalo”, ubicada en Gapal.  Ya el derrumbamiento del cerro Tamuga en marzo de 1993 originó la desaparición de cerca de ocho km de vía férrea, a lo que habría que agregar la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en Ucubamba que afectó también a la antigua vía férrea. Hacia 1995 desapareció una antigua locomotora que posiblemente fue llevada a Ibarra, los vecinos de la estación reclamaron por este “robo”, como consecuencia de este reclamo se solicitó al alcalde de Cuenca conseguir que el Ministerio de Obras Públicas ceda a la Municipalidad los terrenos de la antigua estación ferroviaria a fin de crear en esos predios el Parque Ferroviario, pero la petición no prosperó.
La línea está en parte perdida por la construcción de la Autopista Cuenca-Azogues, la edificación del hospital del Río y urbanizaciones de la zona. El barrio de Gapal, cuenta con todos los servicios, básicos, agua potable, alcantarillado, energía eléctrica y telefonía, sin embargo, sus vecinos conviven con unas ruinas. Algunos tramos de la vía del tren han desaparecido, un ejemplo de esto se encuentra en el sector del Hospital del IESS donde se ha construido un conjunto habitacional sobre la vía. En varias zonas el pavimento ha sepultado cualquier esperanza de recuperar el medio que antiguamente fue considerado el principal transporte del país. Una cuadra de viviendas está ubicada sobre el trayecto de los rieles. En Gapal, sus propietarios son conscientes de que por ahí corría el tren, sin embargo, están seguros de que no funcionará nuevamente el transporte ferroviario, por lo que se mantienen tranquilos en sus ubicaciones.
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En los alrededores de Gapal aún existen los escombros de lo que hasta hace algunos años fue la estación del ferrocarril. Los durmientes y más estructuras se corroen rápidamente.  Los rieles que formaron la línea férrea Sibambe-Cuenca están apilados. Más allá un tanque con gases comprimidos se torna peligroso. De a poco se destruye el área de lo que fue el estacionamiento de los trenes, explicaba, uno de los vecinos que habitan en la zona desde hace muchos años. Es un sector olvidado, se dijo; a más de la chatarra ferroviaria, en la ciudadela existen tres covachas que se han convertido en guarida de ebrios y vagos, según afirmaron unos moradores, las autoridades no han escuchado los pedidos de alrededor de 84 familias que allí habitan. En el lugar vive una familia dedicada a la recolección de cartones con lo que solventan sus necesidades vitales, ellos consideran importante la reconstrucción de la estación.
Empero, antiguos trabajadores del ferrocarril Sibambe Cuenca aún mantienen la esperanza de ver reconstruida la línea férrea y la estación ferroviaria en las que trabajaron por largos años, hasta su jubilación, en algunos casos. “Me siento feliz viviendo en este lugar, pienso que el tren aún tiene vida; aquí pasé muchas alegrías y penas conduciendo el ferrocarril, recuerdo que una vez el tren se descarriló, tuve que pasar dos días en la vía aguantando hambre y frio hasta que el problema se solucionara. Esa fue una amarga experiencia, pero soy feliz porque me jubilé conduciendo el tren y hoy vivo en la estación junto con mi familia, esperando volver a ver algún día el tren” había manifestado Sergio Escandón, quien fuera maquinista. Y finaliza diciendo: “Sueño con que el tren vuelva a funcionar, quisiera que mis nietos tengan la posibilidad de sentir la emoción que yo sentí cuando vi el primer tren llegar a Cuenca. Por mi parte yo me ofrezco a conducir nuevamente el tren”.
Por su parte Aida Campoverde, hija del mecánico ferroviario Julio Campoverde, manifestó que su sueño es ver a sus hijos realizar los trabajos que en su momento hizo su padre. “Ojalá que las autoridades rehabiliten el tren, quisiera que mis hijos crezcan con esa alegría, sería hermoso ver que ellos hagan el trabajo que hizo su abuelo. Para mi papá también fuera un sueño, él siempre amo los trenes, ojalá Dios le dé más años para que pueda ver de nuevo el tren llegar a Cuenca”, acotó.
Los vecinos del lugar han manifestado que ya es hora de que se intervenga en el espacio para recuperar la historia del transporte. Al parecer el espacio verde está siempre en mantenimiento, pero las construcciones de la estación, o lo que quedan de ellas, presentan las paredes manchadas, cuartos con basura y sin cerramientos, comentó un taxista que trabaja en el lugar; un colega también opinó sobre el deterioro de la estación ferroviaria. Varios proyectos han sido divulgados tiempo atrás, se ha planteado, por ejemplo, la construcción de un parque o la adecuación de un museo, pero hasta ahora no se ha cumplido con lo proyectado, concluyó manifestando; hay vecinos que identifican a lugar como un parque, ya que ahí se reúnen niños y mayores para realizar actividades deportivas los fines de semana.
En noviembre de 2001, el alcalde de Cuenca Fernando Cordero C. firmó un  Convenio de Cooperación Interinstitucional con la   Empresa de Ferrocarriles del Ecuador, con  una duración de 10 años a partir de la fecha de suscripción, el objeto de este convenio es facilitar a favor de la I. Municipalidad de Cuenca el uso de la vía Férrea y derechos de vía correspondientes para el desarrollo y ejecución del proyecto de Ciclo Vías en el sector del Descanso hasta Gapal y la colaboración municipal para la Rehabilitación del servicio de Ferrocarriles desde y hacia el cantón Cuenca; como parte de este convenio la fundación el Barranco realizó un nuevo diseño del Parque del Ferrocarril, que tampoco ha prosperado o se ha ejecutado.
      Al parecer el Gobierno Nacional, presidido por el Economista  Rafael Correa Delgado ,  no ha incluido en su plan de rehabilitación del ferrocarril el tramo Sibambe-Cuenca, ni a la administración municipal actual le interesa el destino de la Estación del Ferrocarril Miguel Ángel Estrella Arévalo, cuyo espacio permanece incorporado al destino urbanístico de la ciudad más como una lacra que como un lugar de beneficio para sus vecinos y los habitantes todos de la urbe.
Al sur del Centro Histórico de la ciudad, en el tradicional barrio de Gapal, descansan silenciosamente los restos de la historia ferroviaria local. Lo que décadas atrás fue la Estación ferroviaria Miguel Ángel Estrella, hoy es un cementerio metálico. Mientras que de la antigua ruta Cuenca-Sibambe, no queda más que óxido y chatarra. * Diario El Tiempo - 09 de Agosto de 2015.
Y aún hay más, mientras revisábamos esta crónica, escrita ya hace algún tiempo atrás,  diario El Mercurio en su edición  del domingo 8 de julio de 2018 informa a la ciudadanía: “No hay un proyecto para renovar la estación del tren. Ciudadela ferroviaria “olvidada”, rezan los titulares y luego manifiesta la nota informativa que la antigua estación es propiedad de Ferrocarriles del Estado EP y el Municipio no puede hacer obras en ese predio. La historia y los comentarios sobre el abandono de la estación se repiten en mismo tono y contenido de anteriores reportajes publicados en la revista Avance y los diarios El Mercurio y El Tiempo, materiales con los que hemos elaborado esta corta crónica,  quizás con una excepción lamentable en el último, del 8 de julio, en el que se ha eliminado el nombre de Miguel Ángel Estrella Arévalo, ciudadano ilustre de nuestro fastos históricos, trastrocándole por el de Ciudadela ferroviaria, en donde, como dice el tango, gambetean la pobreza algunas familias de antiguos ferrocarrileros de la línea Sibambe-Cuenca, entre las nostalgias de tiempos mejores y la esperanza de días promisorios, mientras las gestiones entre Alcaldía y la  Empresa de Ferrocarriles del estado marca el paso en el mismo terreno enredadas en largos procesos burocráticos, al margen de las necesidades sociales de los habitantes de la olvidada “Ciudadela Ferroviaria”.
     Cuenca, agosto 21 de 2013, julio 13 de 2018
Fuentes:
Carla Hermida Palacios, ex Secretaria de Movilidad de la I. Municipalidad de Cuenca.
Periódicos:
El Comercio, 1965.
El Mercurio, 1965.
El Tiempo 2015
Nota: el artículo fue preparado para la Consultora Durán Hermida en el marco de un proyecto de regeneración urbana del sector las Herrerías

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