sábado, 29 de septiembre de 2012

DIA DEL ANCIANO ECUATORIANO: Hoy se celebra el día del anciano ecuatoriano, como se celebra el de la madre, del padre, del niño, del agua, la Tierra, en fin hasta día del huevo dizque hay. Así como hay días consagrados a tal o cual sujeto, también hay leyes  que rigen nuestras vidas y nos protegen del mal; según se dice, en nuestra Constitución se contemplan los derechos de la Tierra, de la Pachamama  y, por qué no, los viejos también tenemos nuestra Ley del Anciano, dictada el 17 de junio de 1992, en el Gobierno del Dr. Rodrigo Borja C., que yo sepa no se ha dictado otra nuevita, por lo que ya va pasando al mundo de la vejez, pese a las actualizaciones y reformas que dizque le han hecho.
Pues bien, en este país, conste que no digo paisito, las constitución y las leyes van quedando en el papel, nadie las acata, nadie las cumple, o, como se decía en la Colonia,! se acata pero no se cumple! Cada día hay más graves agresiones a la Tierra, pese a sus derechos constitucionales; cada día hay más agresiones a los ancianos, de  acuerdo a una nota de diario El Tiempo, de ayer nomás. ”Mal trato a adultos mayores crece”, dice. “El Ministerio (de Salud Pública), distingue cuatro tipos de maltrato que generalmente son provocados por personas cercanas a la víctima, como hijos, nietos, sobrinos o cónyuges”. La vida nos ha librado de ese padecimiento y vivimos rodeados del solícito amor de los nuestros.
Sin embargo, nosotros y quizás cientos o miles de viejos jubilados, somos víctimas de mal trato en los buses, en  las colas de todo tipo, en fin,  y, sobre todo,  maestras y maestros jubilados  que luego de haber servido en el Ministerio de Educación, incluida la Universidad,  nos  hemos visto maltratados y humillados con motivo de las famosas bonificaciones especiales  para el retiro  de nuestro puestos,  al no recibir las bonificaciones que nos corresponden al tenor de acuerdos, leyes, decretos y transitoria constitucional. Algunos recibimos modestas sumas, mientras que otros ¡se sacaron el gordo de la lotería!. Conste que no es envidia, bien `por ellos
A nuestro corto entender, ahí está el meollo de la cuestión, diríamos mejor del embrollo, pues,  el gobierno revolucionario y socialista del siglo XXI, en su afán de hacer justicia con trabajadores, empleados, docentes y todo ser que sirviera al Estado Ecuatoriano, dictó tantos acuerdos, leyes, reglamentos, transitorias constitucionales, que muchos, especialmente  los docentes, nos hemos quedado en el limbo, sin saber a qué  ley acogernos,  a quién  reclamar y,  si reclamamos,  nos topamos con un mar de apelaciones jurídicas,  ya que  cientos, quizás miles, no estamos conformes con las  bonificaciones recibidas, especialmente quienes se  jubilaron  a partir del 2008, año en el que se promulgó la Constitución, en la que consta una famosa transitoria que “beneficia” a los docentes, o  quienes nos retiramos a partir del 2010, bajo el amparo de la Ley Orgánica del Servicio Público y de la Ley Orgánica de Educación Superior, para acogernos los “beneficios” de la jubilación.
Hoy,  muchas viejas y muchos viejos, ya basta de andar poniéndonos esos feos apodos, como tercera edad y adultos mayores,  tal vez cientos, tal vez miles, de viejas y viejos celebrarán el día del anciano, jubilosos al saber que están  protegidos por tantas leyes, decretos, acuerdos y un largo etc., entre los cuales muchos andamos perdidos, como cuando simulábamos en el juego infantil, “regale una candelita/allá están dando,” y el pobre tenía que solicitar a todos sin recibir ninguna candelita, hasta que se acabara el juego,  y,  en el ocaso de nuestras vidas, a las maestras y maestros, jubilados a partir del 2008,en este país al borde de la estulticia en algunas materias legales, no nos cabe más que  esperar, lo que  cantaba el Inquieto Anacobero, Daniel Santos, que  “ al final de la partida sólo gana el albur  de la muerte”.
SEPTIEMBRE 29 DE 2012

martes, 4 de septiembre de 2012

EL PASO: UNA HACIENDA TRADICIONAL EN LA SIERRA CENTRO-SUR DEL ECUADOR
Manuel Carrasco Vintimilla
A Francisco Carrasco Valdivieso y Raúl Carrasco Zamora
En el hermoso valle de El Paso “a nueve leguas  desta ciudad” (1) se asienta la hacienda del mismo nombre, que durante los siglos XVI  y XVII  fue mejor conocida como hato para la cría de vacas y yeguas, solo a partir del XVIII se la denominará como hacienda. Está situada al Sureste de la Provincia del Azuay, a unos pocos kilómetros al Este del centro cantonal de Nabón.
Todo comenzó hacia 1581  cuando algunos vecinos de la ciudad de Cuenca  solicitaron mercedes de tierras al cabildo “junto al camino nuevo que el capitán Joan Martín a abierto para Samora” (2). Pero al parecer los españoles estuvieron operando en la zona unos años antes ya que. “dize el padre Canseco en su testamento que el paso, hato de vacas principal, es mío, que fundó un fulano Durán muchos años antes que estos sitios se fundasen” (3)
En Mayo de 1572 el cabildo de Cuenca confiere a Antonio de San Martín “entre Maribiña y Casacona, en un lugar llamado Nabuen” (4) una merced de 50 cuadras de tierras, lo que prueba aún más nuestra afirmación anterior.
Entre los solicitantes de mercedes de tierras en El Paso hacia 1581 estuvieron: el presbítero Diego Suárez, con 58 cuadras; Agustín de Castañeda 50, Luis Méndez Corral, 58, Juan Andrea, 58 (5). Cuatro años más tarde Diego Ruiz Castellón solicitaría una merced de 58 cuadras, conforme lo señala el autor de nuestra cita anterior.
La merced de tierras solicitada por Diego Suárez tiene la fecha del 29 de marzo de 1581. En Julio del mismo año Suárez “pide se le haga merced de ocho cuadras de tierras para corrales y el sustento del serbisio de su estancia de bacas que tiene en el dicho balle de Paso” (6). Un mes más tarde solicitará “un herido de molino y con él cuatro cuadras de tierras para el servisio de dicho molino” (7), perfilando de esta manera la hacienda que habrá de desarrollarse en el futuro.
Su historia tendrá una vinculación aleatoria y circunstancial a Suárez y a los otros vecinos que solicitaron mercedes de tierras a partir de 1581 en el valle de El Paso, porque la propiedad ya debidamente consolidada pasará a manos de la familia Coronel de Mora. Desconocemos las vinculaciones que Suárez y los otros vecinos pudieron tener con los Coronel de Mora. Por lo que explicaremos luego se nos ocurre pensar que fueron testaferros del capitán Antonio de Mora, Alcalde Ordinario del Cabildo cuencano que concedió las mercedes de tierras a partir de 1581. Don Antonio de Mora es padre de Joan Coronel de Mora, quien fue, de los Coronel de Mora, el primer propietario de las tierras de El Paso.
Hacia 1592, el 14 de Octubre, el capitán Antonio de Mora* había rematado el oficio de  Alférez Real para su hijo Joan Coronel de Mora de 17 años de edad por el precio de 1.500 pesos de plata, según refiere Juan Chacón Z. (8) Don Joan Coronel de Mora es designado también en los documentos consultados como Aguacil Mayor de la Ciudad.
 Hacia 1789 Doña María Isabel Coronel de Mora nos da algunas pistas a fin de establecer una línea genealógica de los Coronel de Mora, por lo menos hasta fines del siglo XVIII, y a la vez conocer los títulos en los que se fundamenta la posesión de El Paso.
Doña María Isabel dice ser “hija legítima del Maestre de Campo Don Mariano Coronel de Mora, nieta del capitán Don Antonio Coronel del Mora, visnieta de Don Pedro Coronel de Mora, Depositario  General que fue de esta ciudad y revisnieta del  Alguacil Mayor Don Juan Coronel de Mora (9), todos ellos propietarios de El Paso.
Los títulos en los cuales fundamenta Doña María Isabel la propiedad de El Paso y sus tierras aledañas, en un juicio por la posesión de Chalcay, tierras denunciadas como baldías por Don Manuel Ordóñez Morillo son “la merced que hiso el Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad a Diego Suárez, vesino della, el año pasado de mil quinientos ochenta y uno; el segundo, la composición que hiso el incinuado Alguacil Mayor Don Juan Coronel de Mora, mi rebisabuelo con el Señor Licenciado Don Juan de Lisaraso, el año pasado de mil seiscientos quarenta y seis y el tercero el que hiso el citado depositario general Don Pedro Coronel de Mora, mi bisabuelo, con el señor Don Fernando de Sierra Osorio, por el año de nueve de este siglo, corroborativamente unos en pos de otros. La quarta, el amparo librado por el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Virrey, el año diez de este siglo y últimamente los amparos librados por Don Luis Pérez Romero, Don Visente de Luna Victoria, corregidores que fueron de esta ciudad (10)
Con anterioridad a la composición de tierras que hiciera Don Joan Coronel de Mora ante el Licenciado Juan de Lisaraso existe una escritura de  compraventa, que no menciona Doña María Isabel,  otorgada el 13 de septiembre de 1639 por Don “antonio de peralta, presvítero, vezino enesta ciudad de Cuenca del pirú” a favor de “Joan Coronel de mora el moso”  de un “citio y corral de bacas que tengo y poseo en paso, términos de esta ciudad” tal como “se me bendió por el Licenciado pedro hortíz dávila, Relatorr de la real Audiencia de quito” (11).
Como se puede ver hasta aquí, las tierras de El Paso,  preferentemente denominadas como “hato de vacas”, que comenzó constituyéndose por una serie de “mercedes reales de tierras”, concedidas por el Cabildo  Cuencano a varios vecinos de la ciudad, aunque,  al parecer ya se había asentado con anterioridad “un fulano Durán”, que posiblemente cedió su derecho a un cura de apellido Canseco o Diezcanseco, a través del cual, y  los solicitantes de otras mercedes, más la escritura de compraventa al Presbítero Peralta, la propiedad fue a parar  en manos de Juan Coronel de Mora, el mozo, hacia 1639, esto es,  con anterioridad a la composición de tierras hecha en 1643.
Al parecer el “sitio principal” del hato de vacas de El Paso estaba constituido por las tres mercedes que logra el presbítero Suárez del Cabildo cuencano en el que actuaba como Alcalde Ordinario Don Antonio de Mora y en torno a él giraban los otros sitios o mercedes concedidas a diversos vecinos de la ciudad quienes iban vendiendo o cediendo paulatinamente y a través de ciertos subterfugios legales sus derechos a la familia Coronel de Mora propietarios de la estancia o hato principal, de ahí, colegimos, la existencia de dos o tres   escrituras  mediante las cuales se traspasa el derecho de propiedad al primogénito del capitán de Mora.
Ahora bien, es posible que las mercedes de tierras recibidas por Suárez y los otros vecinos en verdad pertenecieran ya a Don Antonio o  a su primogénito quien por su condición de funcionario público no podía aparecer como propietario. Además,  le legislación de Indias, en el afán de evitar el surgimiento del latifundismo y la consolidación de un grupo social feudal en tierras americanas limitaba la extensión de la propiedad agrícola o ganadera al número de cuadras que consta en las mercedes, las mismas que no podían ser vendidas en un lapso que oscilaba entre cuatro y ocho años, por lo menos en el siglo XVI por que al parecer el rigor legal fue atenuándose con el paso de los años y las necesidades de la corona que echó mano de las composiciones y amparos a fin de obtener réditos monetarios y legalizar la posesión de tierras.
En efecto Guillermo Céspedes del Castillo nos dice que: “Las mercedes de tierras, moderadas en extensión y otorgadas en general por los municipios, respetaron inicialmente las propiedades de los indios y crearon una propiedad española de tipo pequeño o mediano; al ser negociada o transferida tiende, sin embargo, a irse reuniendo en pocas manos (12)
Posteriormente la Corona Castellana, ante sus urgencias económicas, permitió la composición de tierras, es decir que mediante el pago de una determinada cantidad de  dinero las autoridades reconocían la tenencia de la tierra y conferían títulos de propiedad al compositor. Al parecer la figura legal de la composición fue sustituida luego con el amparo de tierras tal como se desprende de los documentos consultados, especialmente como consta en el alegato de Doña María Isabel Coronel del Mora.
Como se podrá comprender, Don Joan  Coronel de Mora, y sus sucesores,  en un largo y tortuoso proceso de compraventa y composiciones de tierras, que brindaban el respaldo legal de una posesión que en principio no debió estar ajustada a los preceptos éticos y a las regulaciones legales, lograron  consolidar su posesión sobre el hato para la cría de vacas y yeguas en el Valle de El Paso, junto al camino nuevo que el capitán Joan Martín abriera para Zamora, en donde fueron entregadas mercedes de tierras  a diversos vecinos de Cuenca siendo Alcalde Ordinario del Cabildo, su padre y antecesor, el Capitán Antonio de Mora.
Una última acotación al respecto: la frecuente participación de clérigos en los procesos de compraventa y solicitud de mercedes reales de tierras pueda explicar la profunda vinculación que hubo a lo9 largo de la Colonia entre los hacendados y los miembros de la Iglesia, en la que al parecer los terratenientes confiaban profundamente.
Bien, hacia 1708 las diversas mercedes de tierras se han vertido a la familia Coronel del Mora, de tal manera que Don Pedro Coronel de Mora, Depositario General de la ciudad e hijo de don Joan Coronel de Mora y Contreras,  en la composición de tierras que hiciera ante el Oidor de la Audiencia de Quito, Lcdo. Fernando de Sierra Osorio de “un sitio para bacas en Paso”(13), se señala los siguientes linderos: “por la parte de arriba con el pueblo de Cochapata y Tambo Viejo, y por la parte de avajo con la cerca de la estancia de Juan del Carpio y demás casiques llamada Chalcay, cogiendo dicho lindero para así a Nabún, donde está una cerca de cabuyos de Méjico con un cerro llamado Potrero, dando caída a una quebrada que baja de Gualadel, y con un cerro llamado Moso y Zhililcay y Yanasacha y por el otro lado con unos cerros llamados Cado, Rumiurco y Pagcha” (14)
Es decir, todo el valle de El Paso, bañado por el río Chalcay y sus quebradas tributarias. Y para que n quepa ninguna duda se agrega que “dentro de dichos linderos tiene tres queseras llamadas Charqui, la una, la otra Dumapara y la otra Zhingata” (15)
Los Coronel de Mora poseyeron propiedades en Zhiña, Chibillín. Patadel, Trancapata, Sauce Potrero, Chalcay, Torno Corrali, en términos del pueblo de “San Juan de Nabón, llamado Casacono” (16) con lo que prácticamente dominaban una superficie cercana a la totalidad del actual cantón Nabón. Además poseyeron tierras en Ludo, Machángara, Yanuncay, Girón, San Fernando y Yunguilla.
Al parecer la actividad económica de la familia giraba en torno a la cría de ganado y la agricultura, por lo general   los cabeza de familia ostentaban cargos y dignidades públicas, mientras algunos de  sus vástagos pertenecían al clero regular o a los conventos de religiosas.
La hacienda de El Paso en un principio fue hato para la cría de vacas y yeguas, con sus abrevaderos, saladeros, corrales y queseras, constituyéndose de esta manera, de acuerdo a las demandas y necesidades de la época sentidas en la región. A fin de afirmar las actividades ganaderas de la familia y demostrar uno de los medios utilizados para ampliar  sus propiedades,  transcribimos lo siguiente: “ante mí paresció Joan Coronel de Mora, Vezino y Alférez dela ciudad de quenca, por sí y en nombre deantnio de Mora su hermano y por petición que presentó, me hizo rrelación diciendo que por Unauto que avía proveydo, Avía mandado a despoblar ocho  diez indios que estaban y bibían en el asiento que llaman Yunguilla y que fuesen llevados a pueblo y rrepartimiento de Cañaribamba, donde heran naturales y por qué en el dicho sitio de yunguilla avía de quedar yermo y despoblado y hera a propósito para Criar en él ganado mayor, me pidió y suplicó, les mandase a dar licencia para que el ganado vacuno que él y el dicho su hermano tenían en términos de los pueblos de Xirón, Cañaribamba y San Fernando, lo pudiesen traer y poblar enel dicho sitio de Yunguilla”(17)
Es de suponer que el poderío terrateniente de esta familia avanza hasta el capitán Antonio Coronel de Mora y Sevallos (sic) quien vivió hacia mediados del siglo XVIII. Él vende la quesera de Charqui a su hijo Mariano y establece un “censo” o hipoteca sobre el sitio principal de El Paso para que entre de monja su nieta María Astudillo y Coronel de Mora.
Estuvo casado en `primeras nupcias con Doña María Alvear de Espinosa, siendo sus hijos: frayles Bernardino, Pedro, Enrique y Miguel, el Maestre de Camp Mariano, Feliciana y Rosa. Contrajo un segundo matrimonio con Bernarda de Orellana, con quien procrea once hijos, a quienes vende la estancia de Callanaurco, que formaba parte de la hacienda principal de El Paso (18) Con estos actos, entendemos nosotros, se inició un largo proceso de erosión de la fortuna de los Coronel de Mora y  desmembramiento de algunos sitios o estancias que formaban parte del hato o hacienda de El Paso, como veremos luego.
En realidad, la hacienda de El Paso  en un principio fue un hato para la cría de vacas y yeguas, mas, hacia la segunda mitad del siglo XVIII se inicia un proceso de transición y cambio hacia la hacienda productora de mieses, sin embargo no se abandona del todo la cría de ganado vacuno, así se dice: “ es cierto que el capitán Don Antonio Coronel de Mora, como dueño de la hacienda de Paso y de los sitios de Dumapara, había tenido una quesera de ganado Bacuno y  corral; que aunque el testigo no alcansó  en aquel tiempo, pero que el finado Don Mariano Coronel, a quien lo conoció, que éste como hijo legítimo del antes dicho Don Antonio, permaneció bastante tiempo con dicha quesera; y que el hijo de Don Mariano, nombrado don Pedro  Cornel de Mora, destruyó y alsó dicha quesera (19)
De los documentos consultados se desprende  que el hato de vacas era atendido por uno o dos indios mitayos y en sus inventarios constan numerosas cabezas de ganado vacuno, equino y lanar, por lo que es de  suponer que la producción agrícola estaba destinada al auto consumo, mas, hacia mediados del siglo  XVIII se produce el proceso de transición y cambio hacia la producción agrícola, a la par que se registra la presencia de peones conciertos.
En el testamento del Alférez  Don Pedro Coronel de Mora, registrado en diciembre de 1709, se dice: “Así mismo declaramos por bienes de dicho difunto un hato y  corral de bacas en el sitio de paso con tresientas cavesas de ganado Bacuno poco más o menos, chicas y grandes, machos y hembras y las yeguas que en dicho sitio se hallaren, que no se señala el número dellas por no acordarse las que hay, más dos manadas de ovejas de Castilla con tresientas e sinquenta cavesas cada manada chicas y grandes, machos y hembras con el apoio y servicio  de dos yndios mitaios de padrón, el uno del pueblo de sise y el otro del pueblo de Xima y otro del pueblo de Oña questá en guardia y custodia del ganado bacuno, una barreta de fierro, dos hechas de rajar y la demás herramienta que sirve a la------que está a cargo del maiordomo de dicho paso, declaramos así para que conste”(20)
En un inventario de los bienes que componen la hacienda de El Paso, realizado en 1810, cuando eran propietarios los señores Serrano y Argudo, se hace  constar la existencia de terrenos para siembra de mieses, alfalfares, árboles frutales, ganado vacuno, yeguas, cabras y ovejas, cercas y casas de bareque cubiertas de paja y “dos indios concertados con deuda de doscientos un pesos y cuatro reales” (21)
En otro inventario sin fecha, pero que dadas las características de los bienes, herramientas, terrenos de cultivo, alfalfares, árboles frutales, casas, ganado,  etc., presumimos que  fue realizado a  inicios del siglo XIX en la hacienda de El Paso, se anota: “Cuenta de Peones, Por sesenta y ocho pesos dos reales que debe liquidada su cuenta Felisiano Morocho, quedando la cuenta de los tributos 68,20; Iten, Luis Umaisa, ajustada la cuenta, sin cargar  los tributos debe dos y medio reales; Pedro Morocho, ajustada su cuenta sin pagar los tributos debe treinta y nueve pesos y siete reales; Iten, Manuel Calle, mestizo, ajustada su cuenta, debe quarenta y sinco pesos; Iten, Julián Carchi, ajustada su cuenta debe sesenta pesos quatro reales. Cinco peones conciertos y 213 pesos con 71 reales de deuda de los conciertos a la hacienda para ser descontada en trabajo.(22)
En Diciembre de 1782 se dictaba sentencia en un largo juicio que había mantenido la familia Coronel de Mora con la Orden de Mercedarios, patrocinada ésta por su procurador Fray Pedro Garcés de Aguilar, quien reclamó por medio de la justicia el “tanto” que le correspondía a Fray Pedro Coronel de Mora en la herencia de su padre, tanto que había sido cedido por Fray Pedro a la orden, más la “compra” que el convento hizo de la hacienda al pagar censos y réditos establecidos por Don Pedro,  Depositario General de la ciudad y por el capitán Antonio Coronel de Mora (23)
En efecto, a comienzos de 1783 “yo el juez comisionado y el Teniente de Alguacil Maior en cumplimiento del decreto ya citado le dimos posesión judicial corporal belguas(sic) a los Reverendos Padres quienes en señal de verdadera posesión la aprendieron en toda forma de derecho arrancando yerbas y tirando sespedones(sic) de una parte a otra a quienes les amparamos en nombre del Rey nuestro Señor”(24)
Once años más tarde Doña María López de Argudo, casada con Don José Serrano Coronel de Mora, compró la Hacienda de El Paso a los padres mercedarios (25)
Desde entonces la propiedad estaría en manos de la familia Serrano, al parecer también terratenientes poseedores de algunas haciendas en la región. En lo que concierne a la haciende de El Paso, Don José Serrano Cornel de Mora, en agosto de 1794 presentó  ante el Gobernador Intendente la “pella de los minerales de oro que ha descubierto en  el caliente o serro de Tutupali” (26), con lo que se extendía la influencia de la hacienda a la región oriental.
Posteriormente, en septiembre de 1854, se realizará una diligencia para señalar límites entre las tierras de dominio de la familia Serrano y las  que exploraban en búsqueda de cascarilla los señores Jerónimo Landa, Miguel Heredia y más socios (27)
Es posible que el hato de vacas en manos de los Serrano se haya convertido en hacienda de pan sembrar, productora de mieses. Incluso, en alguno de los documentos consultados, desgraciadamente extraviado, recordamos haber leído que se le autorizaba a uno de los propietarios de la hacienda en el siglo XIX para que reclutara peones entre los pueblos de Cochapata y Nabón, destinados a las labores de cultivo en la hacienda.
También consideramos que la propiedad por estos tiempos comenzó a funcionar como una unidad económica polivalente, esto es,  productora agrícola-ganadera, desde la cual se labraban minas y lavaderos de oro o se extraía la cascarilla destinada al mercado externo.
Del matrimonio de Don Antonio Serrano y Jaramillo con doña Josefa María Gonzales Borrero nació su hija única, Doña Dolores Serrano Gonzales, quien, al finalizar el siglo XIX contrajo matrimonio con el Dr. Francisco Carrasco Arriaga*. A la muerte de la heredera la hacienda El Paso se dividió entre sus ocho hijos.
Uno de los herederos fue Don Francisco Carrasco Serrano, quien, pacientemente compró a la mayoría de los otros herederos los lotes que les habían sido asignados, hasta lograr consolidar en su poder, en las primeras décadas del siglo XX, alrededor de unas 600 has. de pan sembrar, más los derechos y acciones a los sitios comunales, entre la laguna de Cado, el río Zhingata y el monte el Mozo, en la Cordillera Oriental de los Andes y los entables en San José de Tutupali.
Don Francisco Carrasco Serrano llegó a ser dueño de lo que en buenos términos constituía el sitio principal del hato para la cría de vacas y yeguas que otrora perteneciera a los Coronel de Mora y sus sucesores, entre ellos los Serrano Coronel de Mora, de quienes al parecer descienden en el Azuay y Cañar quienes llevan el apellido Serrano. En tiempos de don Francisco en la hacienda El Paso se producía buena parte de “el trigo de Nabón” que era entregado en los molinos de la ciudad y abastecía de esta gramínea a buena parte de las panaderas de El Vado. Se explotaban ocasionalmente los lavaderos de oro del río Zhingata y en tiempos de la Segunda Guerra Mundial El Paso se constituyó en un importante centro cascarillero desde donde se explotaban los bosques de Tutupali y Yacuambi.
A su muerte, acaecida el 24 de enero de 1948, la hacienda fue dividida entre sus herederos, a su esposa, doña Rosa Valdivieso Arteaga, le correspondió el 50% de la heredad, parcela en la que se localiza la casa principal de la hacienda y está manos de los herederos del Ing. Enrique Altamirano Nieto, el resto se encuentra en poder de algo más de una decena de propietarios, ninguno de ellos vinculado históricamente a la hacienda,
CONCLUSIONES:
-          Los títulos en los que fundamentaban los españoles el acceso a la tierra fueron las mercedes reales de tierras, la composición de tierras y los amparos
-          Las relaciones sociales de producción en el agro fueron: para los hatos,  la mita, puesto que la ganadería requiere de  pocos trabajadores; las haciendas estaban atendidas por peones huasipungueros o conciertos
-          El clero regular tenía acceso a la propiedad rural; la Iglesia fue un poderoso aliado de los terratenientes, pero también, mediante el sistema de censos, se apropiaba de las propiedades de sus aliados, como el caso de los Coronel de Mora y los mercedarios
-          La hacienda era una unidad productiva autosuficiente y polivalente, procuraba la mayor parte de bienes para la subsistencia de los propietarios y trabajadores, a la vez que podían sus propietarios ocuparse de otras empresas como la minería y la explotación de productos vegetales como la cascarilla.
NOTAS:
1.-Partida de la merced de tierras, 1581, Archivo del Ing. Enrique Altamirano N.
2.- Ibídem
3.-Autos de Joan Coronel de Mora contra Juan Sánchez de las Heras Quezada por la posesión de Uduzhapa y Ñamaran, 1666.Archivo del autor
4.- Petición de Doña María Margarita del Prado y San Martín para que se le confiera copia de la merced de tierras que se le hizo a Antonio de San Martín, 1746. Archivo del autor.
5.- Chacón Zhapán Juan, Historia del Corregimiento de Cuenca. Tesis doctoral, 1982
6.- Merced de tierras, 1581, Archivo del Ingeniero Enrique Altamirano N.
7.- Ibídem
8.- Chacón Zhapán Juan, Ibídem
9.-Autos por la denuncia de Chalcay hecha por Don Manuel Ordóñez  Morillo, 1780.Archivo del autor
10.- Ibídem
11.- Escritura de compraventa suscrita por Antonio de Peralta a favor de Joan Coronel de Mora (El mozo), 1639. Archivo del autor.
12.- Céspedes del Castillo, Guillermo, Las Indias durante los siglo XVI y XVII, en Historia de España y América, 1972
13.- Composición de tierras hecha por Don Pedro Coronel del Mora, Depositario General de la ciudad, 1708.Archivo del autor
14.-Ibídem
15.-Ibídem
16.- Notificación de un decreto, expedido por Manuel Guarizela y Bravo de la Laguna en la denuncia de tierras de Chalcay realizada por Don Manuel Ordóñez Morillo, 178. Archivo del autor
17.- Auto del 8 de agosto de 1617, transcrito en la Revista del Archivo Nacional de Historia, Sección del Azuay Nº 10, 1996
18.-Escritura de compraventa de la estancia Callanaurco, mayo de 1751.Archivo del autor
19.- Información sumaria solicitada por Don Sebastián Serrano y Argudo en el expediente promovido por Don Francisco Tapia por las tierras de Dumapara, 1827.Archivo del autor.
20.- Testamento de Don Pedro Coronel de Mora, 1709, ANH/C
21.- Inventario de los bienes de la hacienda El Paso, 1810. Archivo del autor
22.- Inventario de los bienes existentes en la hacienda El Paso, s/f. Archivo del autor
23.- Expediente en el que consta el remate de la hacienda de  Paso en el reverendo Padre Frai Pedro Coronel que lo pidió por l tanto como hijo legítimo de don Antonio Coronel y se lo adjudicó por dicho tanto, 1782.Archivo del autor
24.-Solicitud de la copia de una sentencia y de la toma de posesión realizada por Fray Claudio Garcés de Aguilar, 1783. Archivo del autor
25.- Copia de la escritura de  compraventa de Doña María López de Argudo a los padres mercedarios de la hacienda El Paso, 1794
26.-Pella de oro que presenta Don José Serrano Coronel de Mora, 1794. Archivo del Autor
27.- Informe presentado al gobernador de la provincia, 1854. Archivo del autor
*El capitán Antonio de Mora era natural de Ciudad Real en el Reino de Castilla, hidalgo  que testó en  Cuenca  el  1  de mayo  de 1603, por lo que conocemos que estuvo casado con Doña Agustina de Contreras con quien procreó a los hijos legítimos Joan Coronel de Mora,  Antonio,  Miguel, Agustín, Alonso, Blas, Catalina, Constanza, y María de Mora. Su primer hijo, Joan, tomó el apellido de su tía materna,  Doña Catalina Coronel, al parecer mujer muy rica, de quien heredó su hermano el capitán y seguramente su sobrino, Don Joan Coronel de Mora. Testamento del Capitán Antonio de Mora, Tercera Notaría, Libro 500, folio 858. .En su testamento afirma que su padre Joan de Mora hizo probanza de hidalguía en la Cancillería de Granada ante el Escribano de hijosdalgo Joan de la Torre de Puestrujo.
*El Dr. Francisco Carrasco Arriaga fue médico-cirujano, formó parte del cuerpo de profesores de la Facultad de Medicina, de la Corporación Universitaria del Azuay, en la cual, se nos ha informado, se conserva su retrato.
Cuenca,, mayo 1998, septiembre 2012