miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: apuntes  para su historia.      IV.2
Manuel Carrasco Vintimilla
HUMANISMO Y PEDAGOGÍA:
Por circunstancias estrictamente personales,  nos dice Alejandro Serrano Aguilar,  pude conocer muy de cerca los orígenes de la querida Facultad de Filosofía y Letras que cumplió cuarenta años de existencia. En efecto hacia Octubre de 1949, el entonces rector de la Universidad, doctor Carlos Cueva Tamariz, enunció la posibilidad de fundarla y ponerla en marcha, sustituyendo las que existía medio siglo atrás. La idea prendió en los directivos y entre ellos surgieron dos corrientes de opinión respecto de la orientación que debía dársela. Unos consideraban que debía imprimirse una línea marcadamente literaria,  en consonancia con lo que había sido la tradición cultural cuencana. Se pensaba en una academia de corte renacentista. Otros consideraban que era indispensable darle un contenido y dirección marcadamente pedagógica. Gravitaba el ejemplo de las similares de Quito y Guayaquil.
Con estas inquietudes, continúa, la Universidad tuvo el acierto de invitar al ilustre profesor español doctor Juan David García Bacca para que dictara un ciclo de conferencias que el autor las tituló “Tres lecciones sobre el existencialismo”. Aparte del rotundo éxito de sus intervenciones, tuvo la oportunidad de centrar los objetivos de la futura Facultad. Su tesis fue clarísima y concordante en muchos aspectos con la del anfitrión: la Facultad tenía que ser fundamentalmente humanista y para el objeto era indispensable contratar profesores españoles de sólida formación y amplia versación en los temas. Él mismo se comprometió a hacer los contactos necesarios con personalidades de España que pudieran venir a esta ciudad. Así lo hizo. Sea propicia la oportunidad para destacar su intervención ante los personeros de la Universidad que tuvo trascendental importancia.
La tesis, agrega, fue reforzada con mucha autoridad por el distinguido pensador y escritor doctor Gabriel Cevallos García que retornaba a la ciudad natal luego de realizar estudios de especialización en Madrid.
Al parecer quedaba conformado el espíritu humanista de la Facultad de Filosofía, perfilado por sus profesores fundadores: los doctores Francisco Álvarez Gonzáles y Gabriel Cevallos García.
Alguna ocasión escuchamos contar al maestro Álvarez Gonzáles, rememorando los primeros años de trayectoria académica, que acudían a sus clases gentes de la más variada formación intelectual y de las más disímiles ocupaciones: profesores primarios, directivos de educación media, sacerdotes, monjas, comerciantes, exportadores de sombreros de paja toquilla, si no recordamos mal, los mencionaba en la lista de sus primeros discípulos. Y agregaba, porque así lo pensaba él, que la Facultad se creó por mera dilectancia intelectual y espiritual, sin más norte que el conocimiento del hombre, de la humanidad, y el ejercicio de las actividades artísticas, culturales y literarias. Opinión hasta hoy compartida por muchos.
Sin embargo, pensamos que una de las metas iniciales de la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Universidad, fue la formación de docentes, especialmente para el nivel medio de educación. Basta examinar la lista de los primeros estudiantes matriculados en la Facultad para apoyar la tesis del interés pedagógico que animaba a sus discípulos y a sus fundadores. Finalmente, una rápida revisión de las actas de las sesiones del Consejo Directivo nos remite al carácter profesional que tuvo la institución desde sus años iniciales.
El mismo año de su refundación, en el acta de sesiones del Consejo Directivo de la Facultad, el 13 de noviembre, se anota: Concluidos los cursos de especialización lo licenciados en humanidades podrán presentarse al examen de conjunto, previo a la opción al grado de Profesores de Enseñanza Secundaria en la respectiva especialización. (Libro Primero de sesiones del Consejo Directivo 1952-1961)
Quizás convenga indicar que la Facultad de Filosofía y Letras  tenía inicialmente las especializaciones de Filosofía, Literatura e Historia, en las que se concedía el título de Licenciado en Humanidades, y, para optar por el grado de Profesores de Enseñanza Secundaria había que rendir el examen correspondiente, tal como se indica en líneas anteriores.
El 17 de Enero de 1953, esto es, al año de creada la Facultad, en sesión del Consejo Directivo, se lee y discute en segunda instancia el Proyecto de Reformas al Reglamento Interno, a fin de enviarlo al Consejo Universitario. En su artículo primero dice:
“En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuenca hay tres clases de alumnos: a) Alumnos Regulares; b) Alumnos de las otras facultades que siguen en la Filosofía y Letras los cursos de humanidades señalados por el Consejo Universitario; y, c) Alumnos especiales. Son alumnos Regulares los bachilleres y los normalistas que siguen en la Facultad los estudios de todas las disciplinas determinadas en el Plan de Estudios para el curso respectivo. Solamente estos alumnos podrán obtener los títulos de Licenciados en Humanidades, Profesores de Segunda Enseñanza y Doctores en Filosofía”
El 29 de Abril de 1954 se presenta a discusión del Consejo Directivo el anteproyecto de creación del  Colegio Anexo “Fray Vicente Solano”, en cuyos considerandos se hace referencia a las “recomendaciones del Primer Congreso de Universidades Latinoamericanas para crear Facultades de Filosofía y Letras para que sean éstas las que tengan a su cargo la enseñanza y selección del personal que algún día cubrirá las cátedras de los colegios secundarios con suficientes garantías de preparación, responsabilidad y competencia”.
 En la misma sesión se dice: “La Facultad de Filosofía y Letras, aparte de su misión principalísima, de suministrar los más altos conocimientos del saber humanístico, tiene una tarea que cumplir, la de preparar profesionalmente a aquellos estudiantes que desean consagrarse, en su día, a la enseñanza. No habrá posibilidades de mejora efectiva de la enseñanza secundaria, por muchos que sean los planes que se ensayen, sino desde el momento que sus cátedras estén confiadas únicamente a estudiantes egresados de las aulas universitarias de las facultades de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, principalmente”
El Plan de Estudios correspondía a una formación marcadamente humanista, ya que sólo hacia 1961 se propone introducir en el pensum materias de Pedagogía. Sin embargo, al poco tiempo de su fundación se  concede ya el título de Profesor de Segunda Enseñanza; en 1956 se introducen modificaciones en el Plan de Estudios y en el Reglamento interno se anota: “Todo alumno de la Facultad de Filosofía y Letras al terminar el quinto año de estudios recibirá el título de Profesor de Enseñanza Secundaria en Historia, Filosofía o Lengua y Literatura, según los seminarios a los que haya asistido durante los cursos cuarto y quinto de estudios en la Facultad.
Sobre el título de Profesor de Segunda Enseñanza cabe mencionar que fue producto de una reforma al Plan de Estudios, aprobado el 8 de Enero de 1952,  efectuada en Noviembre de 1953, mediante la cual se crean los seminarios de Filología, Filosofía e Historia y dos años más tarde se sanciona el Reglamento de Prácticas Docentes en el Colegio Fray Vicente Solano, el 11 de Enero de 1955.
En 1957 se realiza una nueva reforma al Reglamento de Títulos de la Facultad, mediante la cual se reconoce a Profesores de Segunda Enseñanza en Idiomas Clásicos e Idiomas Vivos.
Hasta aquí, tenemos claro que la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuenca tiene, como se dice, una vocación humanística, pero que no está alejada de la formación docente para la que confiere, además del título de Licenciado en Humanidades, los de profesor en Historia, Filosofía, Lengua y Literatura, amén de los profesorados en idiomas clásicos y lenguas vivas.
Tal vez la heterogénea asistencia evocada por Álvarez Gonzáles se registraba en los llamados Cursos de Verano, de los que recuerda Serrano Aguilar, ya que existe cierta confusión, cuando se habla del alumnado de la Facultad.
Serrano Aguilar recuerda: La Facultad tuvo enorme acogida entre los estudiosos. Nos matriculamos más ciento cincuenta personas. Tengo la íntima satisfacción de haber sido cronológicamente el primero de ellos. Con tan numerosa concurrencia las primeras clases se dictaron en el Aula Magna  de la Universidad. Una de las materias del pensum fue la de Latín dictada por el Dr. Álvarez Gonzáles. Constituyó el punto neurálgico que, por un lado auyentó a muchos alumnos, y, por otro, hizo recrudecer la tesis de que esta parecela universitaria debía ser una especie de Normal Superior.

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: apuntes  para su historia.      IV.1
Manuel Carrasco Vintimilla
HUMANISMO Y PEDAGOGÍA:
Difícil resulta, en referencia a Cuenca, encasillar a sus intelectuales en corrientes de pensamiento, en “ismos” de toda índole. Esto quizás desde la eclosión de aquella singular generación a la que Cevallos García señala como integrante del discipulado de Solano y los Clérigos Vintimilla –Mariano y Custodio- , aquella que ganó para la ciudad el apelativo de Atenas.
Hubo, indudablemente, ilustrados, románticos, positivistas, idealistas, en suma, seguidores y cultores de las corrientes filosóficas, artísticas y literarias que, a su tiempo, venciendo las formidables barreras de los Andes, el aislamiento secular y la carencia de medios y gentes propicias, llegaban a la recoleta urbe a fin de constituirse en patrimonio cultural de reducidos grupos de élite, integrantes de un conglomerado  social entre rural y urbano, que, al decir de Claudio Malo G., se deleitaba en el cultivo del “gay decir”.
Come quiera que fuese la clasificación de corrientes, movimientos e ismos en el mundo de las letras, las ciencias y las artes, la verdad es que aquí se forjó un apretado y sólido núcleo de gentes que siendo curuchupas, liberales o progresistas, en el siglo XIX,  o autocalificándose, y siendo calificados también, como liberales, conservadores, socialistas y comunistas, en el siglo XX, han compartido ciertas posiciones vitales, determinados modos de ser, de ver y hacer las cosas.
De estas condiciones ha surgido una manera de ser espiritual más  menos común, la cual pese a todas las diferencias, especialmente en el orden político, que, para nosotros, no han pasado de las luchas por el poder local y de las formas de entender y practicar las relaciones entre grupos o conglomerados sociales, bien puede ser denominada como humanismo.
Humanismo teñido de positivismo de índole social, con orientación científica o de carácter pedagógico; humanismo de tintes idealistas, de izquierdas o de derechas, o de corte existencialista, es lo que de alguna manera regía la vida, espiritual de la morlaquía entre finales de los años cuarenta y e inicios de los cincuenta, cuando se refunda la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Universidad.
Si las palabras nos permiten, podríamos definir a este humanismo como un quehacer sui géneris, como una vocación por lo clásico y lo renacentista, a la vez que, con profundos tintes de modernidad.
Pero, como lo afirma Malo Gonzáles, eran personas que por afición se habían dedicado mediante la lectura a enriquecer su espíritu en las áreas de la literatura, historia, filosofía y otras disciplinas, pero no contaban con un centro apropiado para la formación disciplinaria y sistemática y por tanto “llevaban sobre sus hombros y cerebros las limitaciones de la autodidaxia” al decir del Malo Gonzáles.
Por ello, recogiendo la tradición cultural humanista de sus gentes y tratando de sistematizar dentro de los lineamientos pedagógicos de la época, es que Álvarez Gonzáles, primer decano de la refundada facultad, en la co9nferencia pronunciada en la sesión inaugural, manifiesta:
Lo que con ella tratamos es, en definitiva, buscar los caminos para entender al hombre. A hora, no se puede entender, hemos dicho, al  hombre sin el conocimiento de la Historia. Y no sólo de la Historia, sino de la Historia en un sentido más amplio, como Historia de las actividades culturales, artísticas y literarias del hombre. Por eso, señores, nuestra Facultad, ésta que estamos inaugurando, constará de las tres secciones fundamentales de Filosofía, Historia y Literatura.
Desde que se suprimió la Facultad de Filosofía en 1867 los estudios más afines a los realizados en un centro académico de tal naturaleza se los seguía en la Facultad de Derecho y en el Seminario Mayor, de ahí que la mayoría de nuestros escritores, poetas y en general humanistas pertenecían el foro o al clero.
Incluso en la formación y ejercicio de la docencia se daba un  caso curioso; los maestros de primaria, hoy educación básica, recibían su formación en los  normales Manuel J. Calle, las Salesianas y el Normal Católico Miguel Cordero Crespo,  mientras que la docencia secundaria estaba a cargo casi exclusivamente de abogados.
Con este elemento, a decir de Claudio Malo G., era difícil organizar una facultad de filosofía, si se quería hacer bien las cosas, por ello se buscó el aporte extranjero, aprovechando la dictadura franquista que, al perseguir a la inteligencia española, la había volcado en buena parte  a América, produciendo uno de los procesos migratorios más  fructíferos para nuestras tierras.
En relación con estas ideas, Gabriel Cevallos García rememora lo siguiente: Bueno, Carlos Cueva Tamariz siempre tenía esa idea y cuando me fui por primera vez a España me dijo: ve la posibilidad de conseguir profesores españoles. Yo me empeñé en eso y además en ver cómo se organizaba y funcionaba una facultad de filosofía. En cuanto regresé  a Cuenca le entregué un plan al Dr. Cueva. Después  él se fue de Ministro de Educación en el gobierno de Galo Plaza y desde el Ministerio hizo algunas gestiones, valiéndose de amigos comunes nuestros y de Paco Álvarez. Fue así como se consiguió su participación. Llegó a Cuenca, inicialmente solo. Al año siguiente vinieron Fradejas, López Rueda, Silvino y claro entró Hugo Ordóñez y entraron los demás.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: apuntes  para su historia.      III
Manuel Carrasco Vintimilla
CRISIS Y FILOSOFÍA: Tras un largo y penoso proceso, el 31 de Enero de 1952 se efectuó la refundación oficial de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Cuenca.
Se ha dicho, con cierta insistencia, que uno de los móviles para refundar la Facultad fue la crisis económica de los cincuenta y el deseo de superarla, existen otras razones, quizás ya no  tan coyunturales, inscritas en una situación estructural de mayor aliento. Nos referimos a la situación histórica que comenzó a vivir al país a partir del 28 de mayo de 1944.
Al decir de Claudio Malo Gonzáles, el movimiento político conocido con el nombre de “La Gloriosa”, implicó el final de la hegemonía del partido Liberal que había regido los destinos del país desde 1895 y que, junto con indiscutibles avances en el campo del pensamiento, la organización social y jurídicas del estado y otras áreas, había llegado a niveles de cansancio y decadencia en los que campeaba el fraude y el artificio a fin de mantenerse  en el poder .El nuevo orden establecido no satisfizo las aspiraciones optimistas de quienes confiaron en la revolución, dice Malo Gonzáles, no implicó una transformación  transcendental en el ordenamiento social, pero sí introdujo nuevas concepciones en el campo de la cultura, en un ambiente de tolerancia y respeto a la opinión de los demás.
Concomitante con el desengaño político, la generación que vivió las vicesitudes políticas internas y externas, tuvo que sufrir el gran trauma producido por la invasión del Perú en 1941, la consecuente reducción del espacio geográfico, que marcó por muchos años al imaginario colectivo  de una generación que no se resignó con la afrenta de una guerra perdida y su memoría estuvo presente prácticamente hasta la firma definitiva del paz en 1998. El gran trauma nacional de la trágica historia de límites de nuestro país estuvo presente en los manuales para la enseñanza de la historia a la par que en estudios y ensayos de mayor profundidad.
Pero la situación del país se  encadena o estructura con una más amplia y global vivida en el mundo Occidental e Hispanoamericano como consecuencia de los hechos que marcaron el comportamiento social e histórico de los pueblos en la segunda mitad del siglo XX, nos referimos a la Guerra Civil Española y a la II Guerra Mundial.

Es evidente, dice Francisco Álvarez Gonzáles, primer decano de la refundada facultad, que atravesamos momentos difíciles en la historia del mundo actual. No es por coincidencia que, sin previamente cambiar opiniones, el Sr. Doctor  Manuel María Ortiz se haya referido también a la crisis espiritual en la que nos encontramos sumergidos los hombres del siglo XX. Hoy todo el mundo habla de esto,  políticos, militares, economistas, científicos. La palabra crisis aparece por todas partes: en los libros, en las revistas, en los periódicos. La repite la radio, la repiten todos.
Tras una serie de consideraciones en torno al significado de crisis y a los momentos históricos en los que la humanidad las ha sufrido, concluye:
La crisis a la que vengo aludiendo no es, en verdad, ni económica, ni política, ni religiosa, ni tampoco es la crisis de una enfermedad. Hay crisis en todas estas  cosas, pero es porque la crisis que padecemos es total y abarca multitud de aspectos y matices. Pero lo que está en crisis en el mundo actual es la cultura.
Tendremos entonces-agrega- que esta crisis de la cultura como conjunto de ideas en la mente del hombre, no significa otra cosa sino que éste ha dejado de creer en lo que venía creyendo. Que las ideas que el hombre  poseía pierden vigencia, actualidad. Que el hombre continúa manteniéndolas sin creer firmemente en ellas. De donde resulta que la crisis de hoy es una manifestación de inautencidad y de escepticismo. El hombre se ha quedado sin ideas firmes sobre las cosas.
La situación es grave-anota- por que el hombre no puede vivir sin ideas. El hombre necesita tener ideas. Las necesita para saber lo que las cosas son  y por ir así realizando, hilando su propia vida.
Más, el hombre no necesita saber únicamente sobre las cosas que le rodean-continúa Álvarez Gonzáles- sino que requiere también, desde los tiempos de Sócrates, saber sobre sí mismo, en consecuencia, la crisis que tratamos de precisar a través de esta exposición consiste en que el hombre se ha quedado sin ideas respecto de sí mismo y carece de una conciencia  clara, de ideas claras acerca del hombre. En esto reside lo trágico de la situación. Que el hombre se encuentra falto del saber que más estima y más necesita, del saber de sí mismo.
Y muy de acuerdo con el pensamiento existencialista, en boga por entonces, nos dice: en nuestros días se piensa que más bien el hombre es un ser que tiene que hacerse su vida. El hombre se encuentra existiendo con la necesidad, más que obligación, de hacerse la vida con las cosas y entre las  cosas en que se encuentra, sin saber por qué razón, arrojado. Pero tampoco se puede entender la vida del hombre sin saber el para qué de sus actos, el fin, que aun cuando posterior en el tiempo se adelanta en forma de una idea o proyecto de vida que todo hombre anhela realizar.
Entonces, como ahora, frente a la crisis de la cultura, la caída de los paradigmas, decimos hoy, la razón impulsa al hombre a buscar las salidas posibles, por lo que la ciudad de Cuenca, perdida en la inmensidad de los Andes, ha respondido a esta gran crisis espiritual creando la Facultad de Filosofía y Letras, ojalá pueda aportar algo a la comprensión del hombre y constituya una razón más para que esta ciudad continué mereciendo el título de Atenas del Ecuador. –Versión taquigráfica, efectuada por la Dra. Isabel Moscoso D.,  de fragmentos del discurso pronunciado por Francisco Álvarez G., en la ceremonia de inauguración de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuenca-

Hoy, como ayer, distancias temporales y diferencias estructurales de por medio, la crisis de los ochenta del siglo pasado, con duras y serias proyecciones hacia la década del dos mil, nos ha obligado a reflexionar entonces, nos está obligando nuevamente a reflexionar sobre las cosas que rodean al hombre, a reflexionar sobre su propia condición, quizás tomando como pretexto la crisis universitaria, de los ochenta del siglo pasado, y la situación toda de un mundo unipolar, consumista y deshumanizado, que nos angustia y amenaza.
Y ahora, en este año de 2012, se siente aún más cercana  e inexorable la amenaza de la extinción de nuestra Facultad ante la creación de una universidad gubernamental proyectada a la formación de docentes, disputando el campo a las facultades de filosofía de todo el país, ante la indiferencia de autoridades profesores y estudiantes de estas facultades, inermes, indiferentes y quizás acobardados por la prepotencia y autoritarismos de gobernantes y funcionarios encargados de la educación pública.

La Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación no puede desaparecer arrollada por la arremetida  de la denominada revolución ciudadana, si no puede competir en el campo de la educación, deberá proyectarse  hacia la investigación y la divulgación cultural, hacia la formación humanista de los estudiantes que como lo señala Cueva Tamariz, la Facultad debe estar  llamada a infundir en los universitarios aquel espíritu universalista y humanista en  el que se pueda aprender la imagen física del mundo (física), los temas fundamentales de la vida orgánica (biología), el proceso histórico de la vida humana (historia), la estructura y funcionamiento de la vida social (sociología) y el plan del universo en sus líneas fundamentales (filosofía).
Y, aunque ya no nos interese mucho aquello de “Atenas del Ecuador”, tenemos el derecho y el deber de defender y cimentar nuestras ideas, el derecho y el deber de hacer nuestra propia historia pese a todo lo que prediquen los nuevos evangelistas del fin de los tiempos.

martes, 20 de noviembre de 2012

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: apuntes  para su historia.      II
Manuel Carrasco Vintimilla
REFUNDACIÓN DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA:
En la década de los cincuenta del siglo pasado, la región, especialmente las provincias de Azuay y Cañar, se ven afectadas por una grave crisis económica, origina en la caída de las exportaciones del sombrero de paja toquilla. Para superarla se inicia un acelerado proceso de modernización de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, en el que tiene cabida, por supuesto, el pensamiento de la modernidad, alentado por las corrientes filosóficas y de pensamiento de boga en la vieja Europa. Dentro de este espíritu modernizador se llevaría a cabo la refu7ndación de nuestra Facultad de Filosofía.
En la inauguración del año lectivo de 1948-49, el Dr. Carlos Cueva Tamariz,  rector  de la Universidad de Cuenca, manifiesta: “Y sea nuevamente la ocasión de lamentar un vacío, un hondo vacío, en nuestra Universidad, la falta de una Facultad de Filosofía y Letras, o de Humanidades, como la llaman acertadamente en algunas universidades, o Facultad de la Cultura, como dijo Ortega y Gasset, que sirva algo así como de núcleo central a todas las demás, que esté llamada a infundir en los universitarios aquel espíritu universalista y humano al que antes hice referencia, en la que se pueda aprender la imagen física del mundo (física), los temas fundamentales de la vida orgánica (biología), el proceso histórico de la vida humana (historia), la estructura y funcionamiento de la vida social (sociología) y el plan del universo en sus líneas fundamentales (filosofía).
Porque hay que insistir – agregaría-  que el cultivo aislado de una disciplina profesionalista y especializada, distante de las grandes direcciones del pensamiento unificador, encierra un tremendo peligro: el del médico, el del abogado, el del ingeniero, el del técnico cada vez más dueño de su  técnica y de su especialidad, pero cada vez más inculto y más deshumanizado sin ideales elevados, sin visión acertada del mundo.
Finalmente, exhorta, todos de consuno, catedráticos y alumnos, dirigentes y colaboradores de nuestra querida Universidad, esforcémonos por llenar este vacío. Venzamos con energía los graves obstáculos que existen ciertamente para esta realización y fundemos la Facultad de Humanidades, llamada a dar integridad y cumpletud a esta Casa de Estudios.
Pocos años más tarde, cuando el Dr. Cueva Tamariz desempeñaba el Ministerio de Educación Pública, en el gobierno del Señor Galo Plaza Lasso, el 14 de noviembre de 1951,  se expidió la resolución que autorizaba el funcionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Cuenca, a petición del H. Consejo Universitario presidido por el Dr. Manuel María Ortiz O., Vicerrector en ejercicio del rectorado.

domingo, 18 de noviembre de 2012

LA FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: apuntes para su historia.      I
Manuel Carrasco Vintimilla
Los estudios de Filosofía en Cuenca,  y los de las disciplinas relacionadas con ella,  son ya de vieja, de antigua data en la ciudad. Así, en el primer tercio del siglo XIX el obispo Cortázar fundó el Semanario Conciliar de Cuenca, en el que se seguían estudios de esta asignatura  y poco más tarde, en 1843, se estableció el Colegio Nacional con las facultades de Teología, Jurisprudencia, Medicina y Filosofía. Sobre esta base el 18 de octubre de 1867 mediante decreto del Senado y Cámara de Diputados del Ecuador se crea la Junta o  Corporación Universitaria del Azuay, hoy Universidad de Cuenca, con las facultades existentes en los dos centros educativos ya citados a las que habría de agregarse la facultad de Farmacia a fin de completar las cinco que exigía la Ley  Orgánica de Instrucción Pública. El acto inaugural de la Corporación Universitaria del Azuay tuvo solemne cumplimiento el 1 de Enero de 1868.
Poco se sabe de la Facultad en esos años de vida durante el siglo XIX, tal vez  porque su existencia fue efímera. Quizás  porque nadie se interesó en su historia. Hacia 1890 se siguen los estudios de Filosofía, Matemáticas y Física, cuenta con 3  profesores y 34 alumnos. Los estudios de Filosofía comprenden la clase media y suprema de gramática, literatura, latín,  castellano, francés e  inglés.  Confiere el título de Bachiller.
Estaba organizada en la Sección Secundaria o Colegio Nacional, con  estudiantes de 14 a 16 años,  el Seminario Conciliar y la Facultad Mayor.
El 30 de Junio 1897, en el entorno de la revolución liberal, iniciada el 5 de junio de 1895,  se pone en vigencia la nueva Ley de Instrucción Pública que reorganizaba la Corporación Universitaria, pasando a denominarse Universidad del Azuay, se le independizaba del Colegio Nacional y del Seminario,  a la vez que se le dotaba de una nueva estructura académica dentro de los lineamientos de la universidad “napoleónica” o profesionalizante. La reforma académica del liberalismo suprimía las facultades de Ciencias Naturales y  Filosofía.
No se conoce con certeza las razones que llevaron al gobierno liberal a la eliminación de la Facultad de Filosofía y Literatura, quizás las hipótesis más acertada sea aquella que vincula su desaparición con los intereses políticos del radicalismo empeñado en cimentar sus principios ideológicos que encontraban en Cuenca y tal vez en su facultad de filosofía los bastiones más firmes de  resistencia al liberalismo innovador.

Diciembre 27 del 2004.

sábado, 29 de septiembre de 2012

DIA DEL ANCIANO ECUATORIANO: Hoy se celebra el día del anciano ecuatoriano, como se celebra el de la madre, del padre, del niño, del agua, la Tierra, en fin hasta día del huevo dizque hay. Así como hay días consagrados a tal o cual sujeto, también hay leyes  que rigen nuestras vidas y nos protegen del mal; según se dice, en nuestra Constitución se contemplan los derechos de la Tierra, de la Pachamama  y, por qué no, los viejos también tenemos nuestra Ley del Anciano, dictada el 17 de junio de 1992, en el Gobierno del Dr. Rodrigo Borja C., que yo sepa no se ha dictado otra nuevita, por lo que ya va pasando al mundo de la vejez, pese a las actualizaciones y reformas que dizque le han hecho.
Pues bien, en este país, conste que no digo paisito, las constitución y las leyes van quedando en el papel, nadie las acata, nadie las cumple, o, como se decía en la Colonia,! se acata pero no se cumple! Cada día hay más graves agresiones a la Tierra, pese a sus derechos constitucionales; cada día hay más agresiones a los ancianos, de  acuerdo a una nota de diario El Tiempo, de ayer nomás. ”Mal trato a adultos mayores crece”, dice. “El Ministerio (de Salud Pública), distingue cuatro tipos de maltrato que generalmente son provocados por personas cercanas a la víctima, como hijos, nietos, sobrinos o cónyuges”. La vida nos ha librado de ese padecimiento y vivimos rodeados del solícito amor de los nuestros.
Sin embargo, nosotros y quizás cientos o miles de viejos jubilados, somos víctimas de mal trato en los buses, en  las colas de todo tipo, en fin,  y, sobre todo,  maestras y maestros jubilados  que luego de haber servido en el Ministerio de Educación, incluida la Universidad,  nos  hemos visto maltratados y humillados con motivo de las famosas bonificaciones especiales  para el retiro  de nuestro puestos,  al no recibir las bonificaciones que nos corresponden al tenor de acuerdos, leyes, decretos y transitoria constitucional. Algunos recibimos modestas sumas, mientras que otros ¡se sacaron el gordo de la lotería!. Conste que no es envidia, bien `por ellos
A nuestro corto entender, ahí está el meollo de la cuestión, diríamos mejor del embrollo, pues,  el gobierno revolucionario y socialista del siglo XXI, en su afán de hacer justicia con trabajadores, empleados, docentes y todo ser que sirviera al Estado Ecuatoriano, dictó tantos acuerdos, leyes, reglamentos, transitorias constitucionales, que muchos, especialmente  los docentes, nos hemos quedado en el limbo, sin saber a qué  ley acogernos,  a quién  reclamar y,  si reclamamos,  nos topamos con un mar de apelaciones jurídicas,  ya que  cientos, quizás miles, no estamos conformes con las  bonificaciones recibidas, especialmente quienes se  jubilaron  a partir del 2008, año en el que se promulgó la Constitución, en la que consta una famosa transitoria que “beneficia” a los docentes, o  quienes nos retiramos a partir del 2010, bajo el amparo de la Ley Orgánica del Servicio Público y de la Ley Orgánica de Educación Superior, para acogernos los “beneficios” de la jubilación.
Hoy,  muchas viejas y muchos viejos, ya basta de andar poniéndonos esos feos apodos, como tercera edad y adultos mayores,  tal vez cientos, tal vez miles, de viejas y viejos celebrarán el día del anciano, jubilosos al saber que están  protegidos por tantas leyes, decretos, acuerdos y un largo etc., entre los cuales muchos andamos perdidos, como cuando simulábamos en el juego infantil, “regale una candelita/allá están dando,” y el pobre tenía que solicitar a todos sin recibir ninguna candelita, hasta que se acabara el juego,  y,  en el ocaso de nuestras vidas, a las maestras y maestros, jubilados a partir del 2008,en este país al borde de la estulticia en algunas materias legales, no nos cabe más que  esperar, lo que  cantaba el Inquieto Anacobero, Daniel Santos, que  “ al final de la partida sólo gana el albur  de la muerte”.
SEPTIEMBRE 29 DE 2012

martes, 4 de septiembre de 2012

EL PASO: UNA HACIENDA TRADICIONAL EN LA SIERRA CENTRO-SUR DEL ECUADOR
Manuel Carrasco Vintimilla
A Francisco Carrasco Valdivieso y Raúl Carrasco Zamora
En el hermoso valle de El Paso “a nueve leguas  desta ciudad” (1) se asienta la hacienda del mismo nombre, que durante los siglos XVI  y XVII  fue mejor conocida como hato para la cría de vacas y yeguas, solo a partir del XVIII se la denominará como hacienda. Está situada al Sureste de la Provincia del Azuay, a unos pocos kilómetros al Este del centro cantonal de Nabón.
Todo comenzó hacia 1581  cuando algunos vecinos de la ciudad de Cuenca  solicitaron mercedes de tierras al cabildo “junto al camino nuevo que el capitán Joan Martín a abierto para Samora” (2). Pero al parecer los españoles estuvieron operando en la zona unos años antes ya que. “dize el padre Canseco en su testamento que el paso, hato de vacas principal, es mío, que fundó un fulano Durán muchos años antes que estos sitios se fundasen” (3)
En Mayo de 1572 el cabildo de Cuenca confiere a Antonio de San Martín “entre Maribiña y Casacona, en un lugar llamado Nabuen” (4) una merced de 50 cuadras de tierras, lo que prueba aún más nuestra afirmación anterior.
Entre los solicitantes de mercedes de tierras en El Paso hacia 1581 estuvieron: el presbítero Diego Suárez, con 58 cuadras; Agustín de Castañeda 50, Luis Méndez Corral, 58, Juan Andrea, 58 (5). Cuatro años más tarde Diego Ruiz Castellón solicitaría una merced de 58 cuadras, conforme lo señala el autor de nuestra cita anterior.
La merced de tierras solicitada por Diego Suárez tiene la fecha del 29 de marzo de 1581. En Julio del mismo año Suárez “pide se le haga merced de ocho cuadras de tierras para corrales y el sustento del serbisio de su estancia de bacas que tiene en el dicho balle de Paso” (6). Un mes más tarde solicitará “un herido de molino y con él cuatro cuadras de tierras para el servisio de dicho molino” (7), perfilando de esta manera la hacienda que habrá de desarrollarse en el futuro.
Su historia tendrá una vinculación aleatoria y circunstancial a Suárez y a los otros vecinos que solicitaron mercedes de tierras a partir de 1581 en el valle de El Paso, porque la propiedad ya debidamente consolidada pasará a manos de la familia Coronel de Mora. Desconocemos las vinculaciones que Suárez y los otros vecinos pudieron tener con los Coronel de Mora. Por lo que explicaremos luego se nos ocurre pensar que fueron testaferros del capitán Antonio de Mora, Alcalde Ordinario del Cabildo cuencano que concedió las mercedes de tierras a partir de 1581. Don Antonio de Mora es padre de Joan Coronel de Mora, quien fue, de los Coronel de Mora, el primer propietario de las tierras de El Paso.
Hacia 1592, el 14 de Octubre, el capitán Antonio de Mora* había rematado el oficio de  Alférez Real para su hijo Joan Coronel de Mora de 17 años de edad por el precio de 1.500 pesos de plata, según refiere Juan Chacón Z. (8) Don Joan Coronel de Mora es designado también en los documentos consultados como Aguacil Mayor de la Ciudad.
 Hacia 1789 Doña María Isabel Coronel de Mora nos da algunas pistas a fin de establecer una línea genealógica de los Coronel de Mora, por lo menos hasta fines del siglo XVIII, y a la vez conocer los títulos en los que se fundamenta la posesión de El Paso.
Doña María Isabel dice ser “hija legítima del Maestre de Campo Don Mariano Coronel de Mora, nieta del capitán Don Antonio Coronel del Mora, visnieta de Don Pedro Coronel de Mora, Depositario  General que fue de esta ciudad y revisnieta del  Alguacil Mayor Don Juan Coronel de Mora (9), todos ellos propietarios de El Paso.
Los títulos en los cuales fundamenta Doña María Isabel la propiedad de El Paso y sus tierras aledañas, en un juicio por la posesión de Chalcay, tierras denunciadas como baldías por Don Manuel Ordóñez Morillo son “la merced que hiso el Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad a Diego Suárez, vesino della, el año pasado de mil quinientos ochenta y uno; el segundo, la composición que hiso el incinuado Alguacil Mayor Don Juan Coronel de Mora, mi rebisabuelo con el Señor Licenciado Don Juan de Lisaraso, el año pasado de mil seiscientos quarenta y seis y el tercero el que hiso el citado depositario general Don Pedro Coronel de Mora, mi bisabuelo, con el señor Don Fernando de Sierra Osorio, por el año de nueve de este siglo, corroborativamente unos en pos de otros. La quarta, el amparo librado por el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Virrey, el año diez de este siglo y últimamente los amparos librados por Don Luis Pérez Romero, Don Visente de Luna Victoria, corregidores que fueron de esta ciudad (10)
Con anterioridad a la composición de tierras que hiciera Don Joan Coronel de Mora ante el Licenciado Juan de Lisaraso existe una escritura de  compraventa, que no menciona Doña María Isabel,  otorgada el 13 de septiembre de 1639 por Don “antonio de peralta, presvítero, vezino enesta ciudad de Cuenca del pirú” a favor de “Joan Coronel de mora el moso”  de un “citio y corral de bacas que tengo y poseo en paso, términos de esta ciudad” tal como “se me bendió por el Licenciado pedro hortíz dávila, Relatorr de la real Audiencia de quito” (11).
Como se puede ver hasta aquí, las tierras de El Paso,  preferentemente denominadas como “hato de vacas”, que comenzó constituyéndose por una serie de “mercedes reales de tierras”, concedidas por el Cabildo  Cuencano a varios vecinos de la ciudad, aunque,  al parecer ya se había asentado con anterioridad “un fulano Durán”, que posiblemente cedió su derecho a un cura de apellido Canseco o Diezcanseco, a través del cual, y  los solicitantes de otras mercedes, más la escritura de compraventa al Presbítero Peralta, la propiedad fue a parar  en manos de Juan Coronel de Mora, el mozo, hacia 1639, esto es,  con anterioridad a la composición de tierras hecha en 1643.
Al parecer el “sitio principal” del hato de vacas de El Paso estaba constituido por las tres mercedes que logra el presbítero Suárez del Cabildo cuencano en el que actuaba como Alcalde Ordinario Don Antonio de Mora y en torno a él giraban los otros sitios o mercedes concedidas a diversos vecinos de la ciudad quienes iban vendiendo o cediendo paulatinamente y a través de ciertos subterfugios legales sus derechos a la familia Coronel de Mora propietarios de la estancia o hato principal, de ahí, colegimos, la existencia de dos o tres   escrituras  mediante las cuales se traspasa el derecho de propiedad al primogénito del capitán de Mora.
Ahora bien, es posible que las mercedes de tierras recibidas por Suárez y los otros vecinos en verdad pertenecieran ya a Don Antonio o  a su primogénito quien por su condición de funcionario público no podía aparecer como propietario. Además,  le legislación de Indias, en el afán de evitar el surgimiento del latifundismo y la consolidación de un grupo social feudal en tierras americanas limitaba la extensión de la propiedad agrícola o ganadera al número de cuadras que consta en las mercedes, las mismas que no podían ser vendidas en un lapso que oscilaba entre cuatro y ocho años, por lo menos en el siglo XVI por que al parecer el rigor legal fue atenuándose con el paso de los años y las necesidades de la corona que echó mano de las composiciones y amparos a fin de obtener réditos monetarios y legalizar la posesión de tierras.
En efecto Guillermo Céspedes del Castillo nos dice que: “Las mercedes de tierras, moderadas en extensión y otorgadas en general por los municipios, respetaron inicialmente las propiedades de los indios y crearon una propiedad española de tipo pequeño o mediano; al ser negociada o transferida tiende, sin embargo, a irse reuniendo en pocas manos (12)
Posteriormente la Corona Castellana, ante sus urgencias económicas, permitió la composición de tierras, es decir que mediante el pago de una determinada cantidad de  dinero las autoridades reconocían la tenencia de la tierra y conferían títulos de propiedad al compositor. Al parecer la figura legal de la composición fue sustituida luego con el amparo de tierras tal como se desprende de los documentos consultados, especialmente como consta en el alegato de Doña María Isabel Coronel del Mora.
Como se podrá comprender, Don Joan  Coronel de Mora, y sus sucesores,  en un largo y tortuoso proceso de compraventa y composiciones de tierras, que brindaban el respaldo legal de una posesión que en principio no debió estar ajustada a los preceptos éticos y a las regulaciones legales, lograron  consolidar su posesión sobre el hato para la cría de vacas y yeguas en el Valle de El Paso, junto al camino nuevo que el capitán Joan Martín abriera para Zamora, en donde fueron entregadas mercedes de tierras  a diversos vecinos de Cuenca siendo Alcalde Ordinario del Cabildo, su padre y antecesor, el Capitán Antonio de Mora.
Una última acotación al respecto: la frecuente participación de clérigos en los procesos de compraventa y solicitud de mercedes reales de tierras pueda explicar la profunda vinculación que hubo a lo9 largo de la Colonia entre los hacendados y los miembros de la Iglesia, en la que al parecer los terratenientes confiaban profundamente.
Bien, hacia 1708 las diversas mercedes de tierras se han vertido a la familia Coronel del Mora, de tal manera que Don Pedro Coronel de Mora, Depositario General de la ciudad e hijo de don Joan Coronel de Mora y Contreras,  en la composición de tierras que hiciera ante el Oidor de la Audiencia de Quito, Lcdo. Fernando de Sierra Osorio de “un sitio para bacas en Paso”(13), se señala los siguientes linderos: “por la parte de arriba con el pueblo de Cochapata y Tambo Viejo, y por la parte de avajo con la cerca de la estancia de Juan del Carpio y demás casiques llamada Chalcay, cogiendo dicho lindero para así a Nabún, donde está una cerca de cabuyos de Méjico con un cerro llamado Potrero, dando caída a una quebrada que baja de Gualadel, y con un cerro llamado Moso y Zhililcay y Yanasacha y por el otro lado con unos cerros llamados Cado, Rumiurco y Pagcha” (14)
Es decir, todo el valle de El Paso, bañado por el río Chalcay y sus quebradas tributarias. Y para que n quepa ninguna duda se agrega que “dentro de dichos linderos tiene tres queseras llamadas Charqui, la una, la otra Dumapara y la otra Zhingata” (15)
Los Coronel de Mora poseyeron propiedades en Zhiña, Chibillín. Patadel, Trancapata, Sauce Potrero, Chalcay, Torno Corrali, en términos del pueblo de “San Juan de Nabón, llamado Casacono” (16) con lo que prácticamente dominaban una superficie cercana a la totalidad del actual cantón Nabón. Además poseyeron tierras en Ludo, Machángara, Yanuncay, Girón, San Fernando y Yunguilla.
Al parecer la actividad económica de la familia giraba en torno a la cría de ganado y la agricultura, por lo general   los cabeza de familia ostentaban cargos y dignidades públicas, mientras algunos de  sus vástagos pertenecían al clero regular o a los conventos de religiosas.
La hacienda de El Paso en un principio fue hato para la cría de vacas y yeguas, con sus abrevaderos, saladeros, corrales y queseras, constituyéndose de esta manera, de acuerdo a las demandas y necesidades de la época sentidas en la región. A fin de afirmar las actividades ganaderas de la familia y demostrar uno de los medios utilizados para ampliar  sus propiedades,  transcribimos lo siguiente: “ante mí paresció Joan Coronel de Mora, Vezino y Alférez dela ciudad de quenca, por sí y en nombre deantnio de Mora su hermano y por petición que presentó, me hizo rrelación diciendo que por Unauto que avía proveydo, Avía mandado a despoblar ocho  diez indios que estaban y bibían en el asiento que llaman Yunguilla y que fuesen llevados a pueblo y rrepartimiento de Cañaribamba, donde heran naturales y por qué en el dicho sitio de yunguilla avía de quedar yermo y despoblado y hera a propósito para Criar en él ganado mayor, me pidió y suplicó, les mandase a dar licencia para que el ganado vacuno que él y el dicho su hermano tenían en términos de los pueblos de Xirón, Cañaribamba y San Fernando, lo pudiesen traer y poblar enel dicho sitio de Yunguilla”(17)
Es de suponer que el poderío terrateniente de esta familia avanza hasta el capitán Antonio Coronel de Mora y Sevallos (sic) quien vivió hacia mediados del siglo XVIII. Él vende la quesera de Charqui a su hijo Mariano y establece un “censo” o hipoteca sobre el sitio principal de El Paso para que entre de monja su nieta María Astudillo y Coronel de Mora.
Estuvo casado en `primeras nupcias con Doña María Alvear de Espinosa, siendo sus hijos: frayles Bernardino, Pedro, Enrique y Miguel, el Maestre de Camp Mariano, Feliciana y Rosa. Contrajo un segundo matrimonio con Bernarda de Orellana, con quien procrea once hijos, a quienes vende la estancia de Callanaurco, que formaba parte de la hacienda principal de El Paso (18) Con estos actos, entendemos nosotros, se inició un largo proceso de erosión de la fortuna de los Coronel de Mora y  desmembramiento de algunos sitios o estancias que formaban parte del hato o hacienda de El Paso, como veremos luego.
En realidad, la hacienda de El Paso  en un principio fue un hato para la cría de vacas y yeguas, mas, hacia la segunda mitad del siglo XVIII se inicia un proceso de transición y cambio hacia la hacienda productora de mieses, sin embargo no se abandona del todo la cría de ganado vacuno, así se dice: “ es cierto que el capitán Don Antonio Coronel de Mora, como dueño de la hacienda de Paso y de los sitios de Dumapara, había tenido una quesera de ganado Bacuno y  corral; que aunque el testigo no alcansó  en aquel tiempo, pero que el finado Don Mariano Coronel, a quien lo conoció, que éste como hijo legítimo del antes dicho Don Antonio, permaneció bastante tiempo con dicha quesera; y que el hijo de Don Mariano, nombrado don Pedro  Cornel de Mora, destruyó y alsó dicha quesera (19)
De los documentos consultados se desprende  que el hato de vacas era atendido por uno o dos indios mitayos y en sus inventarios constan numerosas cabezas de ganado vacuno, equino y lanar, por lo que es de  suponer que la producción agrícola estaba destinada al auto consumo, mas, hacia mediados del siglo  XVIII se produce el proceso de transición y cambio hacia la producción agrícola, a la par que se registra la presencia de peones conciertos.
En el testamento del Alférez  Don Pedro Coronel de Mora, registrado en diciembre de 1709, se dice: “Así mismo declaramos por bienes de dicho difunto un hato y  corral de bacas en el sitio de paso con tresientas cavesas de ganado Bacuno poco más o menos, chicas y grandes, machos y hembras y las yeguas que en dicho sitio se hallaren, que no se señala el número dellas por no acordarse las que hay, más dos manadas de ovejas de Castilla con tresientas e sinquenta cavesas cada manada chicas y grandes, machos y hembras con el apoio y servicio  de dos yndios mitaios de padrón, el uno del pueblo de sise y el otro del pueblo de Xima y otro del pueblo de Oña questá en guardia y custodia del ganado bacuno, una barreta de fierro, dos hechas de rajar y la demás herramienta que sirve a la------que está a cargo del maiordomo de dicho paso, declaramos así para que conste”(20)
En un inventario de los bienes que componen la hacienda de El Paso, realizado en 1810, cuando eran propietarios los señores Serrano y Argudo, se hace  constar la existencia de terrenos para siembra de mieses, alfalfares, árboles frutales, ganado vacuno, yeguas, cabras y ovejas, cercas y casas de bareque cubiertas de paja y “dos indios concertados con deuda de doscientos un pesos y cuatro reales” (21)
En otro inventario sin fecha, pero que dadas las características de los bienes, herramientas, terrenos de cultivo, alfalfares, árboles frutales, casas, ganado,  etc., presumimos que  fue realizado a  inicios del siglo XIX en la hacienda de El Paso, se anota: “Cuenta de Peones, Por sesenta y ocho pesos dos reales que debe liquidada su cuenta Felisiano Morocho, quedando la cuenta de los tributos 68,20; Iten, Luis Umaisa, ajustada la cuenta, sin cargar  los tributos debe dos y medio reales; Pedro Morocho, ajustada su cuenta sin pagar los tributos debe treinta y nueve pesos y siete reales; Iten, Manuel Calle, mestizo, ajustada su cuenta, debe quarenta y sinco pesos; Iten, Julián Carchi, ajustada su cuenta debe sesenta pesos quatro reales. Cinco peones conciertos y 213 pesos con 71 reales de deuda de los conciertos a la hacienda para ser descontada en trabajo.(22)
En Diciembre de 1782 se dictaba sentencia en un largo juicio que había mantenido la familia Coronel de Mora con la Orden de Mercedarios, patrocinada ésta por su procurador Fray Pedro Garcés de Aguilar, quien reclamó por medio de la justicia el “tanto” que le correspondía a Fray Pedro Coronel de Mora en la herencia de su padre, tanto que había sido cedido por Fray Pedro a la orden, más la “compra” que el convento hizo de la hacienda al pagar censos y réditos establecidos por Don Pedro,  Depositario General de la ciudad y por el capitán Antonio Coronel de Mora (23)
En efecto, a comienzos de 1783 “yo el juez comisionado y el Teniente de Alguacil Maior en cumplimiento del decreto ya citado le dimos posesión judicial corporal belguas(sic) a los Reverendos Padres quienes en señal de verdadera posesión la aprendieron en toda forma de derecho arrancando yerbas y tirando sespedones(sic) de una parte a otra a quienes les amparamos en nombre del Rey nuestro Señor”(24)
Once años más tarde Doña María López de Argudo, casada con Don José Serrano Coronel de Mora, compró la Hacienda de El Paso a los padres mercedarios (25)
Desde entonces la propiedad estaría en manos de la familia Serrano, al parecer también terratenientes poseedores de algunas haciendas en la región. En lo que concierne a la haciende de El Paso, Don José Serrano Cornel de Mora, en agosto de 1794 presentó  ante el Gobernador Intendente la “pella de los minerales de oro que ha descubierto en  el caliente o serro de Tutupali” (26), con lo que se extendía la influencia de la hacienda a la región oriental.
Posteriormente, en septiembre de 1854, se realizará una diligencia para señalar límites entre las tierras de dominio de la familia Serrano y las  que exploraban en búsqueda de cascarilla los señores Jerónimo Landa, Miguel Heredia y más socios (27)
Es posible que el hato de vacas en manos de los Serrano se haya convertido en hacienda de pan sembrar, productora de mieses. Incluso, en alguno de los documentos consultados, desgraciadamente extraviado, recordamos haber leído que se le autorizaba a uno de los propietarios de la hacienda en el siglo XIX para que reclutara peones entre los pueblos de Cochapata y Nabón, destinados a las labores de cultivo en la hacienda.
También consideramos que la propiedad por estos tiempos comenzó a funcionar como una unidad económica polivalente, esto es,  productora agrícola-ganadera, desde la cual se labraban minas y lavaderos de oro o se extraía la cascarilla destinada al mercado externo.
Del matrimonio de Don Antonio Serrano y Jaramillo con doña Josefa María Gonzales Borrero nació su hija única, Doña Dolores Serrano Gonzales, quien, al finalizar el siglo XIX contrajo matrimonio con el Dr. Francisco Carrasco Arriaga*. A la muerte de la heredera la hacienda El Paso se dividió entre sus ocho hijos.
Uno de los herederos fue Don Francisco Carrasco Serrano, quien, pacientemente compró a la mayoría de los otros herederos los lotes que les habían sido asignados, hasta lograr consolidar en su poder, en las primeras décadas del siglo XX, alrededor de unas 600 has. de pan sembrar, más los derechos y acciones a los sitios comunales, entre la laguna de Cado, el río Zhingata y el monte el Mozo, en la Cordillera Oriental de los Andes y los entables en San José de Tutupali.
Don Francisco Carrasco Serrano llegó a ser dueño de lo que en buenos términos constituía el sitio principal del hato para la cría de vacas y yeguas que otrora perteneciera a los Coronel de Mora y sus sucesores, entre ellos los Serrano Coronel de Mora, de quienes al parecer descienden en el Azuay y Cañar quienes llevan el apellido Serrano. En tiempos de don Francisco en la hacienda El Paso se producía buena parte de “el trigo de Nabón” que era entregado en los molinos de la ciudad y abastecía de esta gramínea a buena parte de las panaderas de El Vado. Se explotaban ocasionalmente los lavaderos de oro del río Zhingata y en tiempos de la Segunda Guerra Mundial El Paso se constituyó en un importante centro cascarillero desde donde se explotaban los bosques de Tutupali y Yacuambi.
A su muerte, acaecida el 24 de enero de 1948, la hacienda fue dividida entre sus herederos, a su esposa, doña Rosa Valdivieso Arteaga, le correspondió el 50% de la heredad, parcela en la que se localiza la casa principal de la hacienda y está manos de los herederos del Ing. Enrique Altamirano Nieto, el resto se encuentra en poder de algo más de una decena de propietarios, ninguno de ellos vinculado históricamente a la hacienda,
CONCLUSIONES:
-          Los títulos en los que fundamentaban los españoles el acceso a la tierra fueron las mercedes reales de tierras, la composición de tierras y los amparos
-          Las relaciones sociales de producción en el agro fueron: para los hatos,  la mita, puesto que la ganadería requiere de  pocos trabajadores; las haciendas estaban atendidas por peones huasipungueros o conciertos
-          El clero regular tenía acceso a la propiedad rural; la Iglesia fue un poderoso aliado de los terratenientes, pero también, mediante el sistema de censos, se apropiaba de las propiedades de sus aliados, como el caso de los Coronel de Mora y los mercedarios
-          La hacienda era una unidad productiva autosuficiente y polivalente, procuraba la mayor parte de bienes para la subsistencia de los propietarios y trabajadores, a la vez que podían sus propietarios ocuparse de otras empresas como la minería y la explotación de productos vegetales como la cascarilla.
NOTAS:
1.-Partida de la merced de tierras, 1581, Archivo del Ing. Enrique Altamirano N.
2.- Ibídem
3.-Autos de Joan Coronel de Mora contra Juan Sánchez de las Heras Quezada por la posesión de Uduzhapa y Ñamaran, 1666.Archivo del autor
4.- Petición de Doña María Margarita del Prado y San Martín para que se le confiera copia de la merced de tierras que se le hizo a Antonio de San Martín, 1746. Archivo del autor.
5.- Chacón Zhapán Juan, Historia del Corregimiento de Cuenca. Tesis doctoral, 1982
6.- Merced de tierras, 1581, Archivo del Ingeniero Enrique Altamirano N.
7.- Ibídem
8.- Chacón Zhapán Juan, Ibídem
9.-Autos por la denuncia de Chalcay hecha por Don Manuel Ordóñez  Morillo, 1780.Archivo del autor
10.- Ibídem
11.- Escritura de compraventa suscrita por Antonio de Peralta a favor de Joan Coronel de Mora (El mozo), 1639. Archivo del autor.
12.- Céspedes del Castillo, Guillermo, Las Indias durante los siglo XVI y XVII, en Historia de España y América, 1972
13.- Composición de tierras hecha por Don Pedro Coronel del Mora, Depositario General de la ciudad, 1708.Archivo del autor
14.-Ibídem
15.-Ibídem
16.- Notificación de un decreto, expedido por Manuel Guarizela y Bravo de la Laguna en la denuncia de tierras de Chalcay realizada por Don Manuel Ordóñez Morillo, 178. Archivo del autor
17.- Auto del 8 de agosto de 1617, transcrito en la Revista del Archivo Nacional de Historia, Sección del Azuay Nº 10, 1996
18.-Escritura de compraventa de la estancia Callanaurco, mayo de 1751.Archivo del autor
19.- Información sumaria solicitada por Don Sebastián Serrano y Argudo en el expediente promovido por Don Francisco Tapia por las tierras de Dumapara, 1827.Archivo del autor.
20.- Testamento de Don Pedro Coronel de Mora, 1709, ANH/C
21.- Inventario de los bienes de la hacienda El Paso, 1810. Archivo del autor
22.- Inventario de los bienes existentes en la hacienda El Paso, s/f. Archivo del autor
23.- Expediente en el que consta el remate de la hacienda de  Paso en el reverendo Padre Frai Pedro Coronel que lo pidió por l tanto como hijo legítimo de don Antonio Coronel y se lo adjudicó por dicho tanto, 1782.Archivo del autor
24.-Solicitud de la copia de una sentencia y de la toma de posesión realizada por Fray Claudio Garcés de Aguilar, 1783. Archivo del autor
25.- Copia de la escritura de  compraventa de Doña María López de Argudo a los padres mercedarios de la hacienda El Paso, 1794
26.-Pella de oro que presenta Don José Serrano Coronel de Mora, 1794. Archivo del Autor
27.- Informe presentado al gobernador de la provincia, 1854. Archivo del autor
*El capitán Antonio de Mora era natural de Ciudad Real en el Reino de Castilla, hidalgo  que testó en  Cuenca  el  1  de mayo  de 1603, por lo que conocemos que estuvo casado con Doña Agustina de Contreras con quien procreó a los hijos legítimos Joan Coronel de Mora,  Antonio,  Miguel, Agustín, Alonso, Blas, Catalina, Constanza, y María de Mora. Su primer hijo, Joan, tomó el apellido de su tía materna,  Doña Catalina Coronel, al parecer mujer muy rica, de quien heredó su hermano el capitán y seguramente su sobrino, Don Joan Coronel de Mora. Testamento del Capitán Antonio de Mora, Tercera Notaría, Libro 500, folio 858. .En su testamento afirma que su padre Joan de Mora hizo probanza de hidalguía en la Cancillería de Granada ante el Escribano de hijosdalgo Joan de la Torre de Puestrujo.
*El Dr. Francisco Carrasco Arriaga fue médico-cirujano, formó parte del cuerpo de profesores de la Facultad de Medicina, de la Corporación Universitaria del Azuay, en la cual, se nos ha informado, se conserva su retrato.
Cuenca,, mayo 1998, septiembre 2012

viernes, 3 de agosto de 2012

Ríos

Ríos
En la cresta de los Andes australes,  conocí un río. Sus aguas corrían, a trechos,  entre   grandes piedras, como por un túnel, con la fuerza con que la sangre corre por las arterias humanas. Bufaban con el ímpetu que bufan los hombres cuando hacen el amor. Chorro blanco, se llama ese río, más abajo se une a cristalinas quebradas y paren al Chalcay.
 Este es  un río claro, de aguas más tranquilas, inmemorial. He visto sus ondas dorarse con la puesta del sol. Lame los pies del hermoso valle de El Paso, para precipitarse al mar por la garganta del Huayllas, tal que  nuestras vidas  corren  hacia la muerte. He visto esos ríos  y voy a morir un día, ellos seguirán en la memoria de los siglos! 

Domingosintí

Domingosintí
Nadie sabe, salvo mi íntima conciencia,
 que estoy solo y que te necesito
como se necesita la sal, el agua o la leche.
Amada mujer pantera, mi voz y el  esperma inútil,
navegan a la deriva
hacia el desamor,  la desesperanza  y la muerte.

LA GEOHISTORIA COMO PLANTEAMIENTO TEÒRICO-METODOLÓGICO PARA EL ANÀLISIS, EXPLICACIÓN Y COMPRENSIÓN DE LA REGIÒN EN SU DIMENSIÒN TEMPORO-ESPACIAL Y HUMANA

LA GEOHISTORIA COMO PLANTEAMIENTO TEÒRICO-METODOLÓGICO PARA EL ANÀLISIS, EXPLICACIÓN Y COMPRENSIÓN DE LA REGIÒN EN SU DIMENSIÒN TEMPORO-ESPACIAL Y HUMANA
Manuel Ignacio Carrasco Vintimilla
Resumen:
En la Facultad se viene planteando el trabajo interdisciplinario desde hace unos cinco o seis lustros sin resultados muy satisfactorios hasta el presente debido a una serie de circunstancias,  como la poca preparación en el campo interdisciplinario y otras circunstancias que incluyen las de  orden administrativo.
Consideramos que la Carrera de Historia y Geografía acaso sea el campo académico más propicio para la cristalización de actividades interdisciplinarias, quizás transdisciplinarias, a través de la Geohistoria,  disciplina social fundada a raíz de las propuestas teóricas y metodológicas realizadas por el historiador Fernand Braudel que plantea el estudio de una sociedad del pasado en relación con la estructura geográfica que la sustenta, logrando una síntesis dialéctica entre lo diacrónico y lo sincrónico de una sociedad humana,  considerando los fenómenos sociales en una dimensión temporo-espacial que rebasa la visión coyuntural a fin de insertar el análisis, la explicación y comprensión de la sociedad estudiada  en la proyección de la larga duración, con un enfoque  metodológico  que va del presente hacia el pasado a fin de lograr la aprehensión  del grupo social en el que se desarrolla la vida de los individuos, en procura de una síntesis epistemológica de las ciencias sociales, toda vez que los planteamientos geohistóricos nos llevan hacia una nueva episteme de estas disciplinas.
Palabras                    claves:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          Geohistoria, interdisciplinaridad, transdisciplinaridad, diacrónico, sincrónico, historia, geografía, antropología, corta, media, larga duración temporal.
Desarrollo:
En la Facultad se ha  planteado el trabajo interdisciplinario desde hace unos cinco o seis lustros atrás ,especialmente en el campo docente, pero sin resultados muy satisfactorios hasta el presente debido a una serie de circunstancias,  como la poca preparación  de docentes y estudiantes en el ámbito interdisciplinario, por ejemplo, a lo que habría de  sumar las condiciones de horario de los profesores y alumnos , amén de las disposiciones administrativas que en muchas ocasiones condicionan                       el desarrollo académico de las carreras.
Los seminarios interdisciplinarios ubicados, en la malla curricular anterior en los ciclos cuarto y sexto, y en la actual en el sexto, pues hubo que ceder créditos para la introducción de otras asignaturas relacionadas con la última reforma, que pretendían   acercar al  estudio interdisciplinario   a las carreras nucleares de la Facultad: Filosofía,  Historia y Geografía y  Lengua y Literatura, corrieron por una serie de vicisitudes, por las razones expuestas en el primer párrafo de este texto,  hasta que finalmente terminaron reducidos a una materia más del pensum, dictada por un profesor de cada una de las tres carreras en su medio docente, con lo que, a nuestro entender, se dio por terminado el trabajo  interdisciplinario en la Facultad, en lo que hace referencia al ámbito curricular.
Uno de los escollos imposible de superar, al menos tal como están las cosas, es el horario,  toda vez que la carrera de Historia y Geografía labora por la mañana, mientras que las otras lo hacen por la tarde.
De ahí que consideremos que la Carrera de Historia y Geografía acaso sea el campo académico más propicio para la cristalización de actividades interdisciplinarias, y quizás transdisciplinarias,   toda vez que los ejes articuladores de la carrera contemplan esencialmente asignaturas de Historia, Geografía y Antropología, disciplinas que a la postre convergen en aspectos epistemológicos, conceptuales y metodológicos, que bien pueden dar paso a la interdisciplinaridad, quizás mejor dicho, a la transdisciplinaridad, a través de la  Geohistoria.
El concepto, según Carlos Alberto José Martínez Uribe (1)  fue elaborado por Fernand  Braudel, quien en el prólogo a la primera edición francesa del libro El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, expone el porqué de su tripartición de exposición, y lo hace porque quiere mostrar los diferentes tiempos históricos que existen. Comienza por lo que él llama una Geohistoria  una historia casi inmóvil, la historia del hombre en sus relaciones con el  medio que le rodea; historia lenta en fluir y en transformarse, hecha no pocas veces de insistentes reiteraciones y de ciclos incesantemente reiniciados” (2)

Ahora bien, en nuestro medio académico  es conocida la concepción tripartita del tiempo histórico y social  propuesta por Braudel en La historia y las ciencias sociales cuando nos habla de la corta, la media y la larga duración, esto es,  de los acontecimientos, las coyunturas y las estructuras, obra posterior a  El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (3),  en la que en ningún momento aparece el concepto de Geohistoria, como una cuarta dimensión temporal propuesta inicialmente en el Mediterráneo, por  lo menos así lo  afirma Martínez Uribe cuando en las conclusiones de su trabajo plantea:

“En suma, puedo decir que al parecer, existen cuatro tipos de tiempos históricos en Braudel: el tiempo de la geohistoria: el tiempo de los procesos casi inmóviles, el de los marcos geográficos y de los encuadramientos mentales; el tiempo de la historia estructural: el de las instituciones, del Estado, de los desplazamientos de poblaciones; el tiempo de la historia coyuntural: el de los cambios cíclicos económicos, o sociales; y el tiempo de la historia de los acontecimientos: que puede ser el de una batalla, el de la suspensión de pagos a una entidad, el de la sublevación y la revuelta, el del vendaval que arrasa con una comunidad, etc.”            (4)

A esta altura de la exposición permítasenos una digresión: fue la escuela francesa de los Annales (1929)  quien introdujo el concepto de pluralidad del tiempo histórico-social desarrollando, según Leticia Gamboa Ojeda    “una idea del tiempo distinta a la que en boga mantenía la escuela metódica o positivista, para la cual el tiempo histórico era uno solo, simple y lineal, contrario al tiempo múltiple, complejo zigzagueante, que empezaron a postular los seguidores de la nueva corriente historiográfica” (5)

Sin embargo, será Braudel, nos dice Gamboa Ojeda,  “quien ponga de relieve y sistematice  la diversidad del tiempo social, elaborando una teoría de la larga duración histórica y de las temporalidades diferenciales en la historia en las que encontramos,  la Geohistoria, como un tiempo geográfico, casi inmóvil, es  decir la del hombre en sus relaciones con el medio que lo rodea; una historia lenta en deslizarse y transformarse, a menudo compuesta de retornos insistentes, de ciclos sin cesar recomenzados”. (6 Ibíd.)

A veces pensamos que Braudel, al teorizar sobre este tiempo histórico-social lento en deslizarse y transformarse, compuesto de retornos insistentes, de ciclos sin cesar recomenzados, en una palabra del marco geográfico en el que históricamente se desenvuelven las sociedades humanas, tiempo de larguísima duración al que bautizó como Geohistoria, quizá sin proponérselo,  arrojó una especie de manzana de la discordia en el ámbito de las ciencias sociales,  porque de las consultas que hemos realizado algunos de sus seguidores  la definen como una ciencia o disciplina histórica, mientras otros se inclinan por la geografía, elevando, como debe estar claro a categoría de ciencia o disciplina social un postulado teórico formulado por el célebre historiador francés en la primera edición de su obra cumbre.

Para ilustrar mejor veamos algunos ejemplos.

La más elemental, Wikipedia dice de la Geohistoria que es “Ciencia histórica, fundada por el historiador francés Fernand Braudel, que se avoca al estudio la dinámica entre una sociedad del pasado y la estructura geográfica que la sustenta. La geografía como estructura que sostiene a las sociedades en diferentes momentos históricos, influye en las sociedades pero no determinándolas, estas son capaces, según su tecnología y cultura, de abrir aún más el abanico de posibilidades que poseen y aún de modificar la geografía en que habitan. Geohistoria resulta ser una rama indispensable dentro del estudio histórico ya que permite explicar comportamientos en los niveles  superiores como la larga duración o la coyuntura, influyendo en distintos aspectos de la sociedad como su economía, demografía, costumbres, etc. (7)
Mientras que en ABC  digital se lee: La geohistoria es la ciencia que estudia la dinámica entre una sociedad del pasado y la estructura geográfica que la sustenta. Es una verdadera geografía humana retrospectiva, que tiene como objetivo que los geógrafos consideren más el tiempo, y que los historiadores se inspiren ante el espacio. (8)
Para Emiliano Freire “la Geohistoria es una ciencia social que estudia la realidad espacial, aprehendiendo el espacio geohistórico, definido como un producto social, dado por la interrelación poblamiento-actividad económica, en el territorio, en condiciones históricas determinadas.  (9)                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          
Además afirma que “La Geohistoria es una ciencia de síntesis, que viene a unir a la geografía y la historia, en una nueva ciencia distinta de ambas, pues va a presentar un enfoque global, donde las categorías espacio o tiempo, hombre o naturaleza, no se van a ver como algo separado, sino como una tercera realidad distinta y perfecta, por ser producto de dos opuestos, que será la espacio-temporal u hombre-naturaleza”. (Ibíd.), dando de esta manera, a nuestro entender el  decisivo paso transdisciplinario que caracteriza a la geohistoria.

Reforzamos estas afirmaciones con el  criterio de José Luis Orella Unzué quien afirma que:

“La geohistoria es una nueva ciencia que inaugura un nuevo método del que participan secundariamente y por partes iguales las metodologías geográficas y las históricas. El punto de partida de toda investigación geohistórica aunque se trate de una biografía no es el individuo aislado, el agricultor o el ciudadano, sino el grupo social del que forma parte el individuo, ya sea la tribu, el clan, la casta, la identidad. Este grupo social tiene unas exigencias espacio-temporales para su realización que condicionan el desarrollo y la vida de cada uno de sus miembros. Estas exigencias vendrán estudiadas por los métodos geográficos e históricos.
En consecuencia el objetivo primario y principal de la geohistoria no es el desarrollo de unos referentes geográficos ni la evolución de unas coordenadas históricas, sino que el intento principal de la geohistoria es la descripción del grupo social en el que se desarrolla la vida de los individuos. Todo formalismo geográfico o histórico queda condicionado a la descripción social. Por lo que no se puede hacer geohistoria de una biografía personal ni de una familia sin el obligado referente del grupo social” (10)                         

Hemos reproducido en extenso la opinión de este catedrático universitario vasco porque contribuirá sustancialmente a la elaboración de nuestras conclusiones y propuestas sobre el asunto materia de este trabajo.
                                      


Para nosotros la geohistoria es una ciencia o disciplina social fundada sobre las propuestas teóricas y metodológicas  expuestas  por el historiador Fernand Braudel en el prólogo de la primera edición de El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (1949) que se encuentra en proceso de construcción, como están en proceso de construcción todas las ciencias  y que surge de una síntesis transdisciplinaria de los conceptos teóricos y metodológicos de la Historia, la Geografía y la Antropología.

La  geohistoria  plantea el estudio de las  sociedades  del pasado en relación con la estructura geográfica  que la sustenta, logrando una síntesis dialéctica entre lo  sincrónico –espacio geográfico- lo diacrónico –tiempo histórico-  y lo cultural – visión antropológica. de una sociedad humana,  considerando los fenómenos sociales en una dimensión temporo-espacial que rebasa la visión coyuntural a fin de insertar el análisis, la explicación y comprensión de la comunidad estudiada  en la proyección de la larga duración, con un enfoque  metodológico  que va del presente hacia el pasado a fin de lograr la descripción del grupo social en el que se desarrolla la vida de los individuos, en procura de una síntesis epistemológica de las ciencias sociales, especialmente  de la Geografía, la  Historia y la  Antropología,  toda vez que los planteamientos geohistóricos nos llevan hacia una nueva episteme de estas disciplinas.

Según Orella Unzué se distinguen tres escuelas geohistóricas: la europea de los Annales, la norteamericana dirigida por Emmanuel Wallerstein y la  sudamericana presidida por el brasileño Milton Santos.

Ahora bien,  esbozado a grandes rasgos el concepto de geohistoria conviene sentar  en esta mañana una propuesta que quizás sea recogida por directivos, docentes y estudiantes de la Carrera de Historia y Geografía de nuestra Facultad:

Consta en la malla curricular vigente un seminario interdisciplinario que bien puede ser aprovechado a fin de sustentar las bases teóricas y metodológicas de los estudios inter y transdisciplinarios a fin de ampliarlos y profundizarlos en talleres y seminarios extracurriculares de auto aprendizaje y formación académica a los que concurran docentes y estudiantes de la carrera, apoyados por las nuevas técnicas digitales, las búsquedas en internet y sus derivados. Pero la formación en geohistoria debe apuntar a la preparación de tesis de licenciatura, postgrado e investigación a través de proyectos y programas.

En la carrera casi la mayoría de tesis, especialmente las de licenciatura, conjugan elementos históricos, geográficos y antropológicos pero yuxtapuestos de tal  manera que es fácil  distinguirlos y separarlos, mientras que en  la concepción geohistórica deben ir implicados conformando una unidad transdisciplinaria.

Últimamente hemos conocido dos acercamientos importantes a la geohistoria, me refiero a El paisaje rural en el Azuay (1989) de Ana Luz Borrero V. y Nabón, mujeres y patrimonio oculto,(2010)  que obtuvo la primera mención de honor en el Primer Concurso de Historia de los Cantones de la Provincia del Azuay, convocado por Cátedra Abierta, Historia de Cuenca y su Región, cuyo autor es el  profesor José Mayancela.

Nos  parece que estos trabajos deben ser considerados pioneros en la apreciación  geohistórica,  que bien pueden ser profundizados en sus concepciones teóricas y metodológicas, a las que hay que buscar acercamientos alejándonos de los modelos europeos y norteamericanos a fin de comenzar a elaborar teorías y metodologías propias que contribuyan a  captar de una mejor manera nuestra realidad social regional y nacional.
Hay que discutir, valorar o desechar categorías como “gamonalismo eclesial” o “progresismo cuencano”, por ejemplo,  propuestas por Leonardo Espinosa, para aprehender la realidad social comarcana o regional, en fin, hay mucho campo por delante sólo nos hace falta un poquito de esfuerzo y buena voluntad.

Notas:

1.- Los tiempos de Braudel, Carlos Alberto José Martínez Uribe, http:// w.w.w síntesis social.com
2.-  Fernand Braudel citado por Carlos Alberto José Martínez Uribe
3.-  El Mediterráneo en los tiempos de Felipe II fue publicado en 1948, mientras que la edición de la Historia y las ciencias sociales se realizó en 1968.
4.- Los tiempos de Braudel, Carlos Alberto José Martínez Uribe, http:// www síntesis social.com
5.- Fernand Braudel y los tiempos de la Historia, Leticia Gamboa Ojeda, http:// www cdigital.uv.mex
7.- Fernand Braudel y los tiempos de la Historia, Leticia Gamboa Ojeda, http:// cdigital.uv.mex
8.- abc digital, http://www abc.co.py
9.- La geohistoria, Emiliano Freire, htpp://www buenas tareas/ensayos
10.- Geohistoria, José Luis Orrella Unzué, http://www ungeba.org.urrualde.net

Cuenca, junio 27 de 2011.